Arya me había golpeado en el rostro, no una sola vez, sino dos veces. Admito que fue muy impulsivo de mi parte haberla besado sin su consentimiento, pero no pude resistirme, simplemente ocurrió. Mis ansias tomaron lugar, y mis deseos fueron los que se adueñaron del momento. Es que simplemente no soportaba, no podía estar tranquilo escuchando como ella profesaba su amor por alguien que no la merecía, la engañaba, y estoy seguro que no era algo reciente.
Y ahora estoy aquí con un golpe en la mejilla que me arde, pero no más que los gritos de Arya, la mirada de odio y desprecio que me muestró.
—Por favor, Arya. No te estoy mintiendo, te juro que es verdad lo que te estoy diciendo, tengo las pruebas aquí en mi celular, pero ella no se dio la vuelta, siguió caminando de largo—. ¡Arya, por
