DIECISIETE Caitlin despertó cuando ya era de mañana. Más que ver la luz que la cubría, pudo percibirla. Todavía un poco aturdida, levantó la cabeza para ubicarse. En la piel de sus brazos y de su frente sintió el frío toque de la piedra. ¿En dónde estaba? Levantó la cabeza y miró alrededor. Estaba en Central Park. Ahora recordaba que se había detenido en el camino para descansar. Estaba tan agotada, tan agobiada, que seguramente debió de haberse quedado dormida de pie, cuando se inclinó sobre el barandal de mármol y colocó los brazos y la cabeza sobre él. Ya era media mañana y la gente deambulaba por el parque. Una señora que iba con su hija la miró con curiosidad. Luego, cuando pasaron junto a ella, la señora ciñó a la niña contra su cuerpo. Caitlin se sentó derecha y estudió el entor