CATORCE Kyle caminó por el corredor de piedra seguido por un pequeño grupo de vampiros. El eco de sus pasos se escuchaba mientras se dirigían al salón. Al frente de todos, uno de los seguidores de Kyle alumbraba el camino con una antorcha. Iban rumbo a la sala de mando. Era una cámara subterránea a la que ningún vampiro podía entrar sin autorización. Kyle nunca había descendido a tal profundidad, pero aquel día el líder supremo solicitaba su presencia. Debía tratarse de algo muy serio porque no lo habían citado en cuatro mil años. Se había enterado de otros que habían bajado tras ser convocados, pero jamás volvieron. Kyle cobró fuerza y caminó con más vigor. Siempre había creído que había que enfrentar las adversidades con rapidez para finiquitar el asunto de inmediato. El grupo llegó