Ava. Apenas cierro la puerta de mi oficina las manos me tiemblan tanto que siento que necesito romper algo y es que cuando vine no pensé jamás que este sería el día en que me enfrentaría a ambos. ¿Cómo pude contenerme? Esa es la pregunta, la gran pregunta a la que todavía no le encuentro una respuesta y es que tengo ganas de salir y darles unos buenos golpes a cada uno, pero sé que no se merecen eso. Sino algo peor, mucho peor. Me tomo del escritorio. Inhalo profundo intentando que las ganas de mandar todo a la mierda no me ganen y me enfoco en los planos que tengo en frente. Sé que dije que eran una porquería cuando estaba Adam aquí, pero la verdad es que están bien, no tengo mucho qué arreglar, sin embargo, llamo al cliente pidiéndole una cita privada para poder charlar sobre los plan