Kagome
Cuando me puse a pensar en que ropa usaría me llego a la mente un hermoso vestido color rojo. Usando uso poco de energía haciendo que una luz me envolviera y el vestido aparecieron en mi cuerpo, me sorprendió bastante, tanto hasta asustarme. Me coloque los tacones negros que hice aparecer, me maquille natural con los labios rojos mate, mi cabello lo coloque de un solo lado, al rato de haber terminado de arreglarme escuche ruidos y gritos. Me decidí a bajar a ver lo que estaba pasando. Salgo de mi gran habitación y los gritos cesaron haciendo que solo el toque de mis tacones contra el suelo se escuche. Bajo las escaleras lentamente y como mucho estilo y glamour encontrándome con varias miradas sorprendidas por mi aparición.
—Naraku, ¿Quién es él?—utilizo la voz mas fría que tengo.
—Es Inuyasha—responde Naraku de inmediato. Cuando mi mirada cae en el chico de cabellera plateada y ojos dorados no puedo mentirlo, me sentí plena por un solo segundo, es como si mi corazon lo recordara, pero es imposible ya que debería de sentir odio, rencor, ira, maldad todo lo malo, sin embargo no sintió eso.
—Así que eres Inuyasha, por fin te conozco—sonrío maliciosamente haciendo que inuyasha se estremeciera, pero claro solo yo me dí cuenta de eso.
—Si, soy yo, Kagome—responde tímidamente guardando su espada que un momento era grande y poderosa y luego pasó a ser una débil y vieja.
—Por fin tengo el placer de conocerte cara a cara, me han hablado tanto de ti que tenía curiosidad en saber quién eras—respondo terminado de bajar los últimos escalones que me faltaban, miro hacia los lados hasta que doy con la muchacha de la otra vez y el monje que me miran sorprendidos.
—Naraku, ¿qué le hiciste a Kagome?—gruñe Inuyasha y Naraku sonríe.
—Otra cosa—hablo tan calculadora que si no fuera yo, me daria terror escuchar mi voz—desde hoy soy, el Ángel de la Muerte—ellos nuevamente se sorprenden.
—Kagome tu...
—habla Inuyasha y lo callo de repente.
—Hanyou insolente, no me hables como si fuéramos algo, no me traste tan amigable—le grito y el salta un poco por mi arrebato, miro sus ojos estan, ¿tristes?, talvez sólo es mi imaginación.
—Tú eres Kagome, eres buena no alguien despiadada, eres un ángel, pero no de la muerte, sino de la vida. Kagome esta no eres tú, tú no eres así, eres dulce y buena, ¿dónde está la niña que lucha contra el mal?—habla Inuyasha y odio sentir un poco de nostalgia.
—Esa pequeña idiota murió—hablo firme.
—¡Ella sigue en tí!—grita Inuyasha.
—Bueno y ustedes dos—señalo a la chica y al monje—¿ustedes son mudos?, no han hablado nada.
—Soy Sango, yo soy tu mejor amiga Kagome—la miro mal.
—No eres mi mejor amiga—ella me mira con dolor reflejado y pienso, tal vez, solo talvez ella es la única que no miente de ese grupo.
—Yo soy Miroku, yo era tu amigo tambien señorita, Kagome—murmura el hombre.
—Los amigos son falsos y te traicionan, por ello no tengo amigos solo mi mejor amiga Kagura y mi novio Naraku, ellos no me traicionaran.
—¡¿Tú novio?!—grita Inuyasha, su pecho sube y baja de manera rápida.
—Si, su novio Inuyasha—habla Naraku, se acerca a mi y me toma por la cintura uniéndome a él, deja un casto beso en mi cuello.
—Ella no es nada tuyo Naraku—grita Inuyasha muy enfadado y saca su espada convirtiéndola en gigante de nuevo.
—Esa espada... se me hace conocida—susurro y Naraku tensa su agarre a mi cintura.
—Es tessaiga la espada de inuyasha, tambien llamada colmillo de acero—responde Naraku.
—Naraku te vas a arrepentir—grita Inuyasha.
—¿Quieres que te deje pelear contra él?—me pregunta Naraku y yo sonrío.
—¿Sabes?, soy buena aprendiendo y aprendo rápido, te voy a sorprender—le guiño un ojo y él ríe.
—Muy bien inuyasha, pero no seré tu contrincante, será el ángel de la muerte, será Kagome quien te derrote—habla Naraku e Inuyasha se sorprende.
—Maldito mal nacido, no voy a pelear contra Kagome es a tí a quien quiero matar—gruñe Inuyasha.
—Su excelencia vamos a ayudar—habla la chica llamada Sango.
—Vamos Sango—habla el monje Miroku.
—¿Te crees que por qué eres hombre no vas a luchar contra mí? No seas un machista estúpido, o ¿tienes miedo de que te gane? Vamos pelea—hablo tratando de sacarlo de sus cabales y que me diga que si.
—Kagome una vez prometí que te protegería, no lo hice bien pero jamás te dañaré, no a tí—habla sin ocultar su desesperación.
—Vaya, vaya—Naraku aplaude y sonríe—me conmueves Inuyasha, eres tan sentimental que das asco, solo eres un maldito hibrido que quiere ser algo que jamas serás... un demonio completo, pobre lord de Sesshomaru, tener que aguantar un Hanyou como hermano menor y aparte cursi—Naraku ríe frenéticamente.
—Naraku, yo también gozo del espectáculo que nos brinda el tonto de Inuyasha—la voz de Kagura hace acto de presencia.
—Maldita arpía—habla Sango conteniendo su enojo y chispiando fuego por sus ojos.
—Sango, pense que estarías buscando a tu hermanito—habla cínicamente.
—No te metas con mi hermano o...
—antes de que Sango continúe con lo que iba a decir Kagura la interrumpe.
—¿O que? ¿me vas a matar?—ríe de manera ruidosa—mira que miedo me das Sango—tiembla falsamente.
—No te metas con mi hermano—grita Sango.
—Calmate Sango—Sango deja caer una lágrima, pero la limpia rápidamente y se recompone.
—Entonces—hablo para llamar ta atencion y lo consigo—vamos a pelear—Inuyasha aprieta los dientes.
—Ya te lo dije Kagome, no pelearé contigo—responde en tono muy irrritado.
—Ángel de la muerte—le corrijo de mala gana, tanto le cuesta mi nuevo nombre.
—¡Eres Kagome!—grita Inuyasha enfadado.
—¡Soy Ángel de la muerte, grabatelo en esa estúpida cabeza que tienes!—grito tambien.
—Eres Kagome—dice en un susurro que logro escuchar.
—Bien, estoy cansada de peder es tiempo—rompo mi vestido hasta la mitad de mis muslos—¡ahora muere!—grito y me lanzo a él.