—Soy Naraku, Kagome—y me sonríe perversamente.
—¿Cómo ya sabes soy Kagome?—una risita nerviosa se escapa de mis labios.
—Soy la persona que te dará todas las respuestas que necesites, pero antes te quiero pedir algo—atrapa mi mano con las suyas. Mis manos son tan pequeñas entre las suyas, miro al hombre frente a mí con mucha más desconfianza porque no me inspira nada bueno y tengo un malestar en el estómago con su presencia. ¿Qué significa esto?
—¿Qué es?—pregunto y lo miro fijamente por primera vez desde que llegamos. Naraku no es feo, es guapo, a decir verdad, su cabello largo le da ese toque atractivo, pero como lo estoy mirando fijamente a los ojos puedo ver en ellos solo cosas malas: malicia, ambición, maldad, mentiras, dolor, rabia, rencor y más cosas negativas.
—Te quiero pedir que confíes en mí, ¿puedes?—usa un tono de voz que difícilmente pueda decir que es falsa, o habla en serio, o puede ser un gran actor.
—Lo siento, te acabo de conocer no puedes pedirme que confíe en ti así de la nada, mi confianza es algo que no deposito es todo el mundo—separo mis manos de las suyas y lo veo hacer una pequeña mueca.
Él camina hasta rodearme poniéndome nerviosa, sus ojos me analizan por completo y trago en seco sintiendo que mi corazón late de manera apresurada y no de buena manera.
—Disculpa te entiendo—suspira pesadamente—no me recuerdas no te puedo pedir ese tipo de cosas—cierra los ojos por un momento—voy a responder todo lo que quieras preguntar—abre los ojos nuevamente y me mira.
—Quiero respuestas—digo ahora con más confianza.
—Y yo te las daré—dice para luego empezar a caminar hasta unos sillones—ven aquí yo te diré todo—obedezco y me acerco a él, me escanea con la mirada y eso me pone nerviosa, déjenme decirles que Naraku está muy guapo, pero no me atrae ni nada, es más, me da un poco de miedo. No sé si son ocurrencias mías, pero sentí como una energía negativa alrededor de mí y desprendiendo de Naraku.
—Puedes empezar—mi voz salió más clara y normal de lo que me esperaba.
—Todo empezó cuando nos conocimos, recuerdo que te conocí ayudando a unas personas que estaban enfermas y a punto de morir, yo estaba entrando en una crisis de nervios ya que no sabía curar ni siquiera una pequeña herida—Naraku sonríe al recordarlo—las personas se estaban quejando del dolor tan grave que tenían, y como una ángel guardián apareciste con tu actitud fría y distante antes todos, recuerdo que me puse muy nervioso cuando tus ojos se encontraron con los míos por primera vez—tomó un respiro para continuar, pero más que contarme un recuerdo creo que es una historia que se ha creado, no sé, no confió en lo que dice—caminaste hasta mí y preguntaste que pasaba aquí, yo te respondí que necesitaba ayuda y tu más rápido que agua al tener corriente en un río los curaste, quede maravillado contigo, fueron pasando los días y yo solo trataba de verte, esa hermosa y pequeña Kagome, después de que me mantuviera en una situación desesperante, recuerdo que quería salir contigo para si me pasaba algo morir feliz.
—¿Qué paso con nosotros?—pregunto nerviosa y dudosa.
—Tranquila, necesito que hagas silencio para poder continuar con la historia, ¿puedo?
—Claro continúa, yo haré silencio.
—Después de muchas insistencias de mi parte a ti me dijiste que si, después de esa vez nos veíamos más seguido, y así comenzamos una hermosa amistad, el tiempo pasaba y me dí cuenta de que me cautivaste, me declaré y me dijiste que sentías lo mismo que yo, nos hicimos novios, te confesé que yo no era normal, no soy un humano—me quede en trance.
—¡¿Cómo que no eres un humano?!—grite sorprendida.
—¿Me dejas continuar?—su voz sonó irritada.
—Claro.
—Soy un demonio, pero tu aceptaste eso, me quisiste igual, todo era muy bello y hermoso hasta...
—¿Hasta?
—Hasta que Inuyasha nos separó—escuchar ese nombre hizo que mi corazón diera un vuelco, ¿qué me pasa?
Mi cuerpo completo reacciona a la simple mención de ese nombre, es como si todo mi ser conociera bien de quien habla. Trago en seco cuando mi cabeza duele un poco, pero no se lo doy a demostrar a Naraku quien analiza mi expresión con ojos cautelosos, como si esperara el más mínimo detalle para atacar, o puede ser solo imaginaciones mías, pero me siento muy inquieta. Inuyasha, ese nombre comienza a repetirse en mi cabeza como si tuviese la costumbre de hacer eso, de entonar ese nombre.
—¿Quién es Inuyasha?—su nombre de mis labios se escucha hermoso.
—Es quien dañó nuestra felicidad, conocimos a Inuyasha y él se portó normal, Inuyasha es un hombre mitad bestia—me aclara y asiento sintiendo como mi corazón salta emocionado al escuchar otra vez ese nombre.
—¿Mitad bestia?, déjame pensar—coloco mi mano sobre mi barbilla—¿él tiene desde la cintura hacia arriba como un humano y la otra parte como una bestia?—pregunto recordando todas las películas de fantasía que me vi en mi vida donde un mitad bestia era así, pero Naraku sonríe negando con supongo que mucha dulzura, pero sigo sin querer confiar mucho.
—No Kagome, Inuyasha es como un humano pero con poderes de demonio, ¿entiendes?—asiento con la cabeza—Inuyasha está obsesionado contigo, quiso tomarte a la fuerza cuando no me encontraba cerca de ti, tampoco estaba Kagura o Kana, haciendo forcejeo te golpeaste la cabeza y no recuerdas, cuando llegué al lugar tú estabas desmayada y él quería quitarte la ropa yo te defendí pero sus amigos me lo impidieron llevándote con ellos—no sé cómo diablos reaccionar a esto, es decir que te digan que quisieron abusar de ti.
—Dime algo Kagome—me toma de la barbilla y hace que lo mire.
—Odio a ese chico—mi mirada solo refleja rencor.
—Hay más Kagome—lo miro con los ojos cristalinos.
—Dime
—¿Segura?, me estas preocupando Kagome—su mirada es neutra a lo que dicen sus palabras.
—Si—respondo con la voz ronca por el llanto contenido.
—Inuyasha y sus amigos dijeron que querías maldecir la aldea, los aldeanos se pusieron en tu contra cuando estabas herida, te quisieron matar aun cuando lo único que hacías era velar por ellos.
—¿Por qué pensaban que iba a maldecir la aldea?
—Porque eres una sacerdotisa y la persona que cuida de la perla de shikon no tama.
—¿Y qué es esa perla?
—La perla de shikon no tama es una valiosa joda que todo humano y demonio ambicia a su poder, esta es capaz de aumentar tu poder de forma extraordinaria, tu eres la única que tiene el poder para ver los fragmentos de la perla.
—¿Y por qué está en fragmentos esa perla?
—Kagome tú la destrozaste en miles de fragmentos, hemos conseguido muchos fragmentos, pero todavía hay muchos bajo el poder de demonios y humanos, Inuyasha es quien más ambicia esa joya—siento que mi cabeza duele por toda la información que me está soltando de golpe.
Se supone que estaba enamorada de él y ese maldito de Inuyasha se obsesionó conmigo al punto de que iba a abusar de mí en mi estado de inconciencia, no sé qué creer, pero me siento tan enojada. Tengo un enojo clavado en mi pecho que no se hacía quien va dirigido, pero es más fuerte que yo misma por lo que trago en seco suspirando con fuerza y observando a Naraku.
—¿Y para que quiere esa valiosa perla?
—Él quiere convertirse en un demonio por completo, y no le hace nada matar humanos o a todo aquel que se cruce en su camino.
—¿Entonces ellos todos me traicionaron?
—Lamentablemente sí, todos ellos.
—Quiero ser fuerte para vengarme de todos—me levantó del sillón.
—Puedo ayudarte en eso—también se levanta del sillón.
—¿Y cómo harías eso?—pregunto nerviosa nuevamente.
—Primero hay que encerrar todos tus sentimientos y yo tengo el poder de hacerlo—encerrar mis sentimientos seria ser despiadada, pero ellos lo fueron primero conmigo.
—De acuerdo, hazlo ahora—respondo poniéndome al frente de él.
—¿Segura?
—Definitivamente.
—Dile adiós a ser buena Kagome—y no escuche más ya que una luz negra con morada cegó mi vista haciéndome doler el corazón, duele mucho, siento que no puedo respirar, y lo último que vi fue a Naraku sonreír antes de caer en la absoluta oscuridad.