Naraku y yo llegamos al palacio, la verdad no me he sentido el todo bien, estoy agotada física y mentalmente, quiero descansar.
—Naraku me retiro—aviso subiendo las escaleras hasta que su voz me detiene.
—¿Pensabas matar a Kikyo?—su pregunta me toma por sorpresa.
—¿Acaso te preocupaba si la mataba?—siempre es bueno persuadir a alguien con más preguntas.
—Solo que parecías que la odiabas—me explica y yo no lo creo.
—Más bien parece que te gusta la muerta—le reclamo enojada.
—Deja de decir estupideces, mejor largate a tu habitación, hoy estás muy insoportable y yo no soy de los que tienen paciencia—me dice Naraku y camina hasta el sofá donde se acomoda y se acuesta.
—Si estoy insoportable es mi problema—dejo mi reiki subir para que le haga daño—dejame en paz si no quieres que termine contigo lo que empecé con Kikyo—bajo mi reiki y subo hacia mi habitación.
Cuando entro empiezo a lanzar todo lo que encuentro a mi alcance, ¿yo no quería matar a Kikyo?, ¿qué me está pasando? Sigo lanzando todo lo que hay hasta que estrello una escultura de piedra que hay en la mesa de noche hacia la pared que estaba espiando hace solo unos días. Cuando la piedra cae en la pared esta muestra una cerradura. Dejo de lanzar todo lo que encuentro y avanzo hasta la puerta, la puerta esta cerrada con seguro y nada de lo que hago funciona, una idea pasa por mi mente, uso mi poder y creo una llave, la entro en la cerradura le doy vuelta y se abre. Me sonrío satisfecha por lo que he hecho.
Cuando abro la puerta hay muchas escaleras y yo comienzo a bajarlas, el lugar se ve terrorífico pero a mi no me da miedo. Sigo bajando hasta que doy con el último escalón, miro lo que hay frente a mi y abro los ojos con sorpresa, caigo de rodillas muy débil, frente a mi hay una piedra que esta siendo usada como mesa, pero tiene la forma de una copa, a sus lados diseños extraños y escrituras que jamás he visto en mi vida, arriba de la mesa de copa hay un artefacto muy raro, es en forma de un corazón humano ese corazón es de color n***o. Lo que más me sorprende no es su forma, sino lo que contiene, contiene demasiada energía maligna que fue lo que hizo que caiga de rodillas, su energía robo la mía, se muy bien que el único me me puede explicar que es esto es Naraku, pero me tendré que quedar hasta que mis fuerzas vuelvan.
Narra Inuyasha
Todavía tengo en mi mente la cara de satisfacción de Kagome al casi matar a Kikyo, por suerte la llevamos muy rápido a la aldea de la anciana kaede y ella supo que hacer, estoy sentado en el árbol sagrado, este lugar me trae muchos recuerdos, sonrío melancólico al recordar como la conocí, y la primera vez que me golpeo.
Flash back
Yo estaba sentado frente al río cuando ella apareció vestida con la ropa que usaba Kikyo.
—Quitate eso—pero solo recibí un fuerte golpe de su parte.
Fin del flash back
Extraño a mi Kagome, creo que no la supe valorar, ella es una gran persona y yo solo la hacia llorar, extraño todo de ella, sus regaños, su sonrisa, su torpeza y lo buena que era con todos, mi azabache, solo espero que recuerdes.
Veo como las serpientes cazadoras de almas se dirigen hacia la aldea, por lo que les sigo, entro a la cabaña de la anciana Kaede y veo que todos están reunidos.
—Hay que matar a Kagome—suelta de pronto Kikyo ganándose la mirada de todos en su persona.
—¡Estás loca!—grita Sango enojada—¿por qué piensas esa idiotez?—la miro y tiembla del coraje.
—Ella trato de matarme—le recuerda Kikyo.
—Tú fuiste quien la desafío—Miroku trata de calmarla.
—La voy a matar con o sin tu consentimiento—le dice mientras sus serpientes dejan almas caer en su cuerpo hecho de barro y huesos.
—No lo vas a hacer, esta vez tuviste suerte, pero Kagome para una próxima te va a aniquilar. Deja de desafiarla, ya no es la chica dulce que recolectaba los fragmentos junto a nosotros, ella ya es otra, dejarla en paz—mi tono es duro y fuerte, no espero respuesta y salgo de la cabaña.
Narra Kikyo
—Maldita y mil veces maldita Kagome—grito enojada entre dientes.
—Le lo diré solo está vez Kikyo—mi mirada cae sobre la imbécil de Sango que no deja de fastidiar—si te atreves a ponerle un solo dedo a Kagome hasta ahí llegas—me amenaza.
—Tus amenazas te las reservas, a esa yo la mato porque la mato—le digo.
—Ya estás avisada—sale y me quedo maldiciéndolos a todos.
Narra Kagome
Cuando encuentro fuerzas me levanto y subo los escalones lentamente, tan lento que me estoy hartando. Después de muchos minutos logro subir, al ver mi habitación me río, da asco del desastre que hay. Me siento en la cama hasta que tengo suficiente energía, bajo los escalones para llegar a la sala principal.
—Naraku—encuentro a Naraku sentado donde lo deje cuando subí.
—Ya lo viste—no pregunta, afirma.
—Si—respondo sentándome al frente de el.
—Ese artefacto que viste es donde están encerrados tus sentimientos—me explica.
—No te creo—él me mira sorprendido.
—¿Por qué no me crees?—pregunta confuso.
—Si eso fuera verdad mis sentimientos no tendrían tanta energía maligna, estoy llegando a pensar que no es Inuyasha que miente sino tú—él me mira con cara de pocos amigos por mi arrebato.
—Malagradecida—es lo único que dice.
—Voy a pasear, estar a tu lado me vuelve una amargada—salgo corriendo hacia el bosque, no se cuanto tiempo corro pero ya no siento mi respiración, me siento y descanso un poco, luego camino lentamente recorriendo el hermoso bosque con la mirada, hasta que me encuentro con un hermoso árbol, es gigante pero lo más extraño es que creo que lo conozco, camino hasta el y veo un agujero donde pongo mi dedo.
Mi nombre es Ka-go-me, ¿entiendes?
Saco el dedo rápido, mi cabeza duele, me siento en las ramas del árbol y me quejo del dolor, ese, ¿ese fue un recuerdo?