No

1035 Words
Es sorprendente la cantidad de mounstros que hay. Sesshomaru se ve notablemente cansado, sus movimientos son lentos y pesados, la niña la cual deduzco es Rin, está inconsciente con muchas heridas. A su lado hay un pequeño demonio con un palo de dos cabezas, él trata de levantar a la niña, pero al parecer se le hace imposible. Inuyasha está analizando la escena frente a él, yo por mi parte no puedo despegar la vista de la niña, es como si la conociera de antes, hay sangre en sus labios y golpes en todo su cuerpo, tal vez soy despiadada, pero no al grado de maltratar a una inocente. -Ayuda a Rin-Inuyasha me saca de mis pensamientos y veo que señala a la niña. -Ten cuidado-en el momento que las palabras salen de mis labios quiero golpearme. -¿Acaso te preocupas por mi?-veo como la comisura de sus labios se elevan. -Sigue soñando-digo para marcharme a donde está la niña, avanzo hasta ella y el pequeño demonio me mira. Tomo a Rin entre mis brazos y comienzo a correr en dirección contraria de los mounstros. -Niña maleducada nos están siguiendo-es hasta este momento que me doy cuenta que el pequeño demonio nos sigue. Miro hacia atrás y compruebo que hay como máximo cinco demonios detrás de nosotros, corro intentando despistarlos pero igual nos siguen, detengo mi paso y el pequeño demonio también. -Manténla a salvo, voy a acabar con esos miserables-mi voz lo hace temblar, dejo a Rin bajo unas ramas para que él y ella estén ocultos, siento la mirada del pequeño demonio en mi. -Estás loca, solo eres una simple humana, si a mi amo bonito se le hace difícil acabar con ellos, ¿qué te hace pensar que tu si puedes?-pregunta oculto el muy cobarde. -Deja de fastidiarme-camino hasta los demonios y estos sin pensarlo comienzan a atacarme, yo los evito, uno de ellos en un descuido me ataca rasguñando mi brazo izquierdo, mi reiki comienza a subir igual que mi enojo. Los mounstros me acorralan y yo solo armo mi espada, empiezo a atacarlos a todos, uso mi poder espiritual en la espada y le doy vueltas como si fuera un abanico, bolas de fuego salen de ellas dándoles a los mounstros, aunque no para matarlos, hago que mi espada arda como el fuego del infierno y los cortos, solo le di a tres de ellos me faltan dos. Armo con mi poder un arco y unas flechas, apunto y disparo, y hago lo mismo con el otro mounstros purificándolos, siento como los fragmentos que cargo conmigo empiezan a brillar, los saco y ya no están negros, ahora se les ve un poco más purificados, ¿qué significa eso?, avanzo hasta donde Rin y la curo, la niña al parecer está cansada porque se queda dormida. Narra Inuyasha Mi preocupación por Kagome sigue igual y más al saber que la persiguen, pero se que ella mantendrá el control en todo momento. Sesshomaru está luchando, sin embargo se le ve cansado, yo he matado a varios mountros, pero no parecen querer acabarse. -Viento cortante-grito enojado, mato a mil demonios en un solo golpe, recuerdo la primera vez que ultilize el viento cortante y Shippo pensó que fue un milagro, de solo recordarlo me da gracia. Siento como baja sangre por mi nuca y mis fuerzas también bajan, unos de los mountros me dio un fuerte golpe. -Él estará muy contento cuando sepa que te mataremos, a ti y al gran lord Sesshomaru-me dice de repente confundiéndome al instante. -¿Quién es él?-pregunto sin tantas fuerzas. -Mi amo-parece como si lo controlarán. -¿Quién es tu amo?-pregunto rezando para que me responda. -Alguién que te odia-la persona que más me odia es Naraku. -Naraku-sus ojos dilantan terror. -Mejor muere-lanza hacia mi veneno, soy torpe, pero rápido para evitar que llegue a mi. Él no se da por vencido y yo sigo evitándolo mientras que mis fuerzas desaparecen. -Muere-el mountros se hace polvo y Kagome aparece. -¿Estás bién?-parece un ángel, no un angel de la muerte, sino más bien un ángel de la vida. -Si-respondo como puedo. -Siento un fragmento de la perla, al parecer hay un artefacto que hace que los mountros aparezcan, hay que buscar el artefacto para que dejen de aparecer y ayudar al gran lord, se ve demasiado agotado, sino hacemos algo quedará desmayado en medio de la pelea. Yo voy a buscar el artefacto-antes de que hable siento como cura mis heridas-vete-la miré por última vez antes de correr hacia Sesshomaru. Narra Kagome Corro buscando el causante de este desastre, varios moustros aparecen en mi campo de visión y los destrozo, veo a los lejos una vasija, y el fragmento incrustado en ella. Saco mi espada y miles de moustros aparecen frente a mi, lucho con ellos pero ahora soy yo la quién se mueve lento, estoy agotada, curar heridas es dar mi energía y Rin tomó mucha de ella. Como puedo logro romper la vasija, sin embargo los moustros siguen saliendo entonces tomo el fragmento y terminó de destrozar la vasija, los moustros empiezan a desaparecer, pero uno de ellos lanza una daga que da justo en mi estómago. Narra Inuyasha Después de que Kagome se marchara hice lo que me dijo, corrí hacia Sesshomaru y lo trataba de proteger, los moustros se hacían cada vez más fuertes y habían mucho más que antes, de repente comenzaron a desparecer. -Por fin-susurro dejándome caer en el suelo, Sesshomaru hizo lo mismo que yo. -¿Fue la miko quién acabo con ellos?-pregunta Sesshomaru indiferente, sé que su orgullo esta pisoteado ya que fue una humana quien lo salvo. -Si-respondo-descubrió que había un artefacto el cual tenia un fragmento de la perla de shikon, ella terminó con ellos-suspiro. -No necesitaba ayuda-ruedo los ojos. -Eso no parecía cuando estabas a punto de desmayarte del cansancio-le recuerdo divertido, aunque este no duró mucho, ese olor. Miré a Kagome quién venía hacia mi, me levanto rápido y antes de que se desmaye la agarro, mi vista cae sobre su estómago-no, no, no. ¡No!-grito tomándola en mis brazos, está pálida y yo siento que me desmayaré con ella.
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