“Dirty Desire”

1556 Words
Ahora estaba metido junto a Darek y Arnau como socio de lo que ellos, oficialmente, habían llamado “Dirty Desire” y todo era un poco loco, loco por el ¡Boom! Que estaban teniendo las habitaciones, como le llamábamos, así de simple, habitaciones, aunque eran mucho más que eso, según todos los detalles que hasta ahora me habían dado. Todavía no me tomaba el tiempo de verlas en persona. Lo bueno y lo que me había convencido y por lo que Darek me había invitado a formar parte de esto, era porque solo tenía que tener un encargado, ninguno de los tres teníamos que trabajar directamente allí, sobre todo ellos dos, que eran dos personas muy ocupadas. Sería como la misma administración que un hotel, solo que más estricta, más privada y con muchas mas reglas y condiciones a las que había que atenerse. La privacidad, pero también la seguridad, eran primordiales. Aquella tarde me habían invitado a casa de Arnau para ver a Esus y Aurora entrenar, lo que para ellos dos era un espectáculo. No lo entendí hasta que lo vi. —¿Esus se está conteniendo?—quise saber, dada la residencia que Aurora ponía. No parecía un entrenamiento, parecía un enfrentamiento de verdad. —Créeme que no. Semanas atrás le daba unas palizas y poco a poco ella ha ido remontando. Igualando. —Los he visto pelear de verdad, Aurora se ha superado mucho.—dijo Darek, tomándose de forma tranquila su café. —Que fuerte, es increíble.—observaba los movimientos de cada uno y la fuerza que Aurora expresaba, me podría dar na paliza con toda naturalidad y encima con estilo. —Es asombrosa.—dijo Darek maravillado. —Es mas que asombrosa.—corrigió Arnau. Estaban los dos embelesados observando como Aurora peleaba con Esus. Su cabello estaba hecho en dos trenzas y este se movía con cada movimiento. —Sí saben que ella y Esus son pareja, ¿no?—dije, al ver como ellos dos parecían bobos con la majestuosidad que era ver a Aurora pelear. Se quedaron en silencio y siguieron observando.—Darek, ¿lo sabes? Arnau, ella no está soltera. —Créeme, lo sé.—dijo Darek, apoyando su cabeza en su mano izquierda.—Es una salvaje que solo doma Esus, no sé como fue que lo pudo conseguir, es un poco torpe. Siempre que los veo quiero arrancarle la cabeza a Esus, pero hacen linda pareja. —Bueno, está bien que lo tengan claro. —Por cierto, Darek, me olvidé decirte. Angel figuraba o figura, tengo que revisar, como uno de los dueños de una habitación, adquirida hace un par de años. ¿No te lo había dicho? Estaba revisando los registros de los que habían comprado, que no son muchos, adquirir una es un poco costoso, pero vi su nombre, Angel Wilson. —No me lo habías dicho, Arnau. Veré si sigue activa. Imagino que no. Pues yo le dije de nuestro nuevo negocio y no mencionó nada, a lo mejor la vendió o solo está en desuso. —Es un padre de familia, seguro que no están en esas cosas. Aquí salen los más oscuros deseos, no tendrán tiempo para eso, tienen dos niños.—Aunque no quisiera oír de Caroline, era inevitable no escuchar sobre ella en ciertas ocasiones.— Oye, Jonathan, incluso Aurora, también Arnau probaron una de las habitaciones, ¿no piensas probarlas? —No tengo pareja.—respondí secamente. —Nosotros tampoco y ya las probamos. —Déjalo, Arnau. Creo que le va bien el celibato. Es un hombre célibe. —Pero Darek, también hay habitaciones que no tienen que ver con el sexo. La semana pasaba entré a la del baile, quedé anonadado con tanta belleza, tanta seducción en movimientos, y si te cautiva tanto, hay algunas que están disponibles para el d***o, tú propones y ellas deciden si disponen. Hay una habitación del masaje a la que quiero también ir y la semana entrante termina el estudio para ver qué más se irán agregando. —Házmelo llegar. Jonathan, ¿no te apetece ir a la del baile?—preguntó Darek, ya se iban a poner en plan insistente. —No me llama la atención, Darek.—era interesante todo el asunto de las habitaciones, pero no como para atreverme a probar ninguna. —Porque no sabes lo que es, solo por eso. Podrías probar a la del baile. —Ya me lo pensaré, no me gusta que cada vez que nos veamos salten con lo mismo. —Ya están molestando a Jonathan.—dijo Aurora nada mas acercarse mientras se secaba el sudor. Esus seguía tirado en la lona.—Irá cuando tenga con quien ir, no cuando ustedes se lo digan.—se acercó para darme un beso en la frente y yo me la cubrí para que no lo hiciera, a lo que ella procedió a besar mi mejilla.—He visto esa reacción antes, apenas empiezo a comprenderla. No te dejes influenciar por esos dos perversos, incluso Arnau está cayendo en los vicios de Darek, ambos dan miedo. —¿En los vicios?—pregunté sin entender. Darek solía consumir droga pero no con frecuencia, en fiestas o cosas así.—¿Están en los vicios? —Los del placer, los vicios del placer sexual.—aclaró ella. —Ah.—dije mas aliviado.—Menos mal que es ese vicio. Aurora, me he quedado muy impresionado con tu entrenamiento con Esus, que destreza. —Gracias, puedes vernos entrenar cada vez que quieras. —¿Lo hacen con mucha frecuencia? —No del todo, una vez a la semana, como mucho. Siempre y cuando estos dos estén en el mismo lugar. —¿Te da mucho trabajo Arnau? —No, se porta bien.—ella tomó asiento.—Esus está cansado. Se quedará un rato allí. Ellos siguieron platicando sobre la habitación y yo me quedé en silencio, mi celular vibró, era un mensaje de un número que no tenía registrado. Solo… solo había una rosa en el mensaje. ¿Podría ser Verónica? No. No sería posible, no compartimos números, creo que no tenía como conseguirlo, ¿o si? Podría ser ella. Me quedé observando el mensaje, sin responder. ¿Quién mas podría ser? Solo era una rosa. Me puse de pie para salir de allí y hacerle una llamada a quien fuera que envió el mensaje. —¿Ya te vas? —Quiso saber Darek. —Haré una llamada, ya regreso. —Buscará con quien entrar a la habitación.—escuché a Arnau comentar. Marqué al número y este comenzó a sonar, me fui alejando de ellos. —Hola.—dije cuando respondieron. —Jonathan Fletcher.—¡Era Verónica!—Te he encontrado.—dijo con voz sensual, ya me la imaginaba moviendo sus labios que usualmente iban pintados de un rojo intenso, con aquella provocadora mirada, ¿por qué me la estaba imaginando?—Te he encontrado, tenía miedo de que no fuera tu número, por eso solo envié la flor.—hablaba con lentitud. —Me he quedo mudo, es una sorpresa que tengas mi número, pero me alegra, no lo intercambiamos la última vez que nos vimos. Lo siento. —¿Crees que te iba a dejar ir después de aquel beso? Solo fue una probada de ti, Jonathan. Quiero mas. —Verónica. ¿Estás ocupada ahora?—pregunté entusiasmado. Me encantaba la idea de que hubiera contactado conmigo, resultaba un poco emocionante. Tenía el presentimiento de que con Verónica todo era emocionante. —No, en lo más mínimo. —¿Quieres… que nos veamos ahora? —Me encantaría, ¿donde nos vemos? —Donde quieras, paso a por ti. ——— —Kira, pase por favor. Llegó mi turno para pasar a la oficina de p**o, el p**o que no tenía. Entré en silencio, sujetando mi mochila en el brazo derecho. Hace dos meses había perdido mi beca y mi insistente optimismo me decía que podría lograrlo, que podría pagar, pero el semestre estaba terminando y otros gastos también me ahogaban. Di mi segunda excusa aquella semana, para obtener otro chance en cuanto al p**o. La secretaria ya reconocía mi rostro. Salí de la oficina mirando al suelo y me marché, tenía que depilar mis piernas para la sección de baile de esta noche. Tenía un trabajo nocturno en una especie de habitación privada en la que daba un baile erótico a una persona o pareja. Era un tanto emocionante ver a la persona excitarse mientras yo bailaba al ritmo de la lenta y sensual música, solo que llevaba poco tiempo y todavía no ganaba el dinero suficiente para pagar la universidad. En un par de meses lo tendría, pero el dinero lo necesitaba para dentro de dos semanas. Había… Había una manera más rápida de obtener el dinero, mucho dinero. Pero, pero no. Sin embargo, era mucho dinero. Siempre que veía a un cliente, lo observaba y me planteaba la posibilidad, pero luego la rechazaba. Quizás no había encontrado al adecuado para decidirme. Llegué al recinto y me di un baño, tomé la ropa de mi casillero y me preparé, la función tenía que comenzar. Bailar, ir desnudándome y ver como observaban mi cuerpo con l*****a, me resultaba excitante.
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