. . . . Me desperté por el ruido que había fuera, pero tenía la sensación de haber dormido mucho, me giré al lado del Jonathan y él no estaba. Menos mal, porque no tenía ganas de ver su rostro nada mas abrir mis ojos. Podía escuchar de forma clara la voz de Nanna, definitivamente ella no haría caso a nada de lo que le dije anoche, a ella le daba igual. Estaba casi segura que ya había andado toda la casa de Jonathan, tocado sus cosas y hecho miles de preguntas. No era para nada discreta, la Nanna tranquila que estaba en silla de ruedas, desapareció junto con aquello que le impedía caminar. Ahora estaba una Nanna mas revoltosa a la que me costaba acostumbrarme, sobre todo porque hacía que me irritara mucho, incluso por cosas muy simples, por sus comentarios fuera de lugar. Fui al b