. . . . . —¿Estamos en una especie de cita doble?—preguntó Nanna mientras salíamos del restaurante. —¿Estás loca?—pregunté a toda prisa, Esus miró hacia nosotros y levantó sus cejas en una silenciosa amenaza hacia mi.—Solo…salimos a cenar con ellos dos, porque estabas en su casa, yo fui invitado y de algún modo paramos aquí, con la linda pareja. —Ah.—dijo despreocupada.—Está bien. Después de la salida del restaurante, estábamos dando un paseo cerca de un pequeño parque donde había una especie de actividad familiar, Esus y Aurora iban por su lado, paseando, riendo y besándose mientras me dejaban a mi con Nanna, la parlanchina Nanna, que ahora no estaba para nada parlanchina. Curiosamente esta noche no estaba hablando mucho. Solo caminábamos. —¿Cómo van tus diseños?—comencé a e