Después de todo ese gran y horrible show mediático, William y Linda se encontraban en el avión presidencial a eso de las siete de la noche, sentados cada uno en su puesto sin hablarse. Ya tenían como una hora sin dirigirse la palabra, pero Linda, no se aguantó y rompió el hielo diciéndole: —Agradece que te casaste con una actriz y que todo lo que hice ayudó a tu imagen hoy. William quien veía desde su Tablet, algunos fallos de varios gobernadores, que le enviaron sus consejeros de varios estados del país, con su mirada puesta en esa pequeña pantalla le contestó: —No vuelvas a besarme en la boca nunca más. Si lo haces, te juro que no me importará lo que digan los titulares al día siguiente, pero pondré mi mano en tu rostro para apartarte. También, te quitaré parte de tu manutención como