Ethan tomó un sorbo de su Coca-Cola antes de comenzar a hablar. —Como ya sabes, después de graduarme trabajé para una pequeña empresa tecnológica. Al principio, solo era uno más en la oficina, pero pronto empecé a destacar. Trabajaba días y noches, tratando de aprender todo lo posible. Quería demostrar que podía lograr cualquier cosa que me propusiera. —Recuerdo esos días —dije, saboreando mi hamburguesa, llena de recuerdos de nuestros primeros años juntos. —Sí, pero luego hubo una oportunidad. Una startup necesitaba inversores y yo, con todos mis ahorros y un préstamo del banco, decidí arriesgarme. Vendí todo lo que tenía, incluso mi coche favorito, para invertir en esa idea. —¿En serio? —pregunté, impresionada. Sabía que Ethan era ambicioso, pero no conocía la magnitud de sus sacrifi