En el instituto la gran velada estaba por comenzar. El enorme reloj ubicado afuera del edificio central de la dirección marcaba las 8:45 de la noche. Quedaban quince minutos para comenzar de manera formal la ceremonia pero dentro del enorme salón designado para este evento ya había una fiesta entera.
Todos los alumnos fueron invitados, incluso los ex alumnos y todos los trabajadores.
A excepción de los de nuevo ingreso que en honor a ellos era está cena, todos habían tomado ambiente pues ya sabían de qué se trataba.
Cada año cambiaban la temática en honor a todas las culturas y también para no hacerlo monótono. En esta ocasión eligieron la cultura asiática de China. Esto involucraba que todos los que ahí se reunían llevaron algo alusivo en su vestimenta a esta nación. O si lo preferían podían ir vestidos con algún atuendo típico. Las personas que pertenecían a este país por ningún motivo perderían la oportunidad de usar ropa alusiva. Tenían trajes en verdad hermosos tanto hombres como mujeres. De los cuales destacaban el estilo "Hanfu, Zhongshan, Tang y el Cheongsam" Sus portadores los usaban con gran elegancia y orgullo. Había unas 200 personas en total que pertenecían a esta nación. Una cantidad considerable para resaltar la hermosura de sus trajes en toda la fiesta.
Pero no solo la vestimenta era lo que resaltaba en ese lugar como parte del evento referente a la cultura China. La gastronomía era la parte más importante para enorgullecer al país entero y al instituto por ser participe permitiendo que se deleitara a todos los invitados con ella. El maestro encargado de esta rama fue el encargado de dirigir y selecionar la comida a ofrecer.
En una mesa central se habían colocado grandes recipientes y moldes que contenían esta comida. Podía verse el pato Pekinés que era de los más populares en esta rama. Había una enorme cazuela con sopa Wan Tan que era ideal para abrir el apetito en aquella velada. El pollo Kung Pao era de los más atractivos y de los platos fuertes que se servirían. Otros más rodeaban la mesa como el Zogzi, los rollitos de primavera, Wan Tan Me, el tofu picante y el Jiaozi.
Todos estos platillos en grandes cantidades y en la cocina preparando más. La idea era que se sirvieran como un tipo bufet todos los invitados y que pudieran probar de todo. El instituto no iba a reparar en gastos para que todos quedaran conformes y pudieran degustar de un estilo de comida muy popular que por supuesto se aprendía en ese instituto.
Los adornos no eran para menos despreciables, la decoración principal eran figuras y papeles por todo el techo formando cadenas en cada esquina y de ahí hasta el centro uniéndose unas con otras. Al enlazarse formaban la figura de una cascada dorada que caía directamente a la mesa de los alimentos.
En la entrada un hermoso marco rodeaba la puerta, este de color rojo y con letras chinas. Sus traducciones eran frases de superación personal como "Cosechar es empezar", "La vida es la mejor comida de todas, disfrútala", "La nobleza no se da en una formación se da en el corazón". Mensajes que ayudaban a entender que el instituto se preocupaba por cosechar buenos corazones en todos sus futuros Chefs.
Dentro del salón y en casa esquina había cuatro fuentes respectivamente repartidas en cada una. Fuentes con figuras de la cultura China como emblemas, desde templos sagrados hasta la gran muralla.
Pero la que más deleitába era una que se apreciaba al momento de entrar y que parecía estar levitando resguardando la comida. La estatua de dos dragones cada uno con su cabeza en un sentido y se cruzaban para que sus bocas se unieran y sus cuerpos resaltaran. Los ojos eran una gemas rojas muy bonitas mientras que el resto del cuerpo era dorado.
Hasta el fondo y en una especie de tarima muy elegante, estaba la mesa de honor. En ella la mayoría de los profesores y personas líderes en el instituto como el encargado del restaurante. Todos sentados en línea con sus trajes típicos de China y mirando hacia enfrente observando el espectáculo y por supuesto a los alumnos.
Conforme los lugares se acercaban al centro en la mesa de honor avanzaba la jerarquía y responsabilidad en el instituto. Hasta llegar al asiento del centro donde estaba la persona más atractiva de la reunión. Alguien que se la pasaba encerrado casi siempre en su oficina y que solo aparecía en reuniones o situaciones importantes como la de ese momento. El gran maestro chef de esa época, Emilio Meza. Un hombre muy interesante que había viajado por todo el mundo aprendiendo grandes técnicas de gastronomía. Llevaba apenas 3 años como maestro chef desde que el anterior se retiró. Un hombre aparentemente joven para todo el conocimiento que tenía. Con tan solo 40 años de edad ya había hecho y ganado de todo en el mundo en cuanto a la gastronomía involucra. Ganándose el respeto y admiración de todo el personal en la escuela y nunca había sido cuestionada su posición ni mucho menos su talento.
Estaba sentado luciendo su hermoso atuendo color oro digno del maestro chef y demostrando el rango más alto al cuál solo unos pocos aspiraban. A él le tocó hacerse con el puesto tras inventar un platillo único que ya se distrubuía por todo el país resaltando la combinación de la comida mexicana con algunas técnicas europeas y asiáticas. Esta maravillosa creación llevaba por nombre "Tepec" Una suculenta combinación de salsas rodeando una tortilla y dentro carne de res con piña adobada fundida con un queso único que se logró con la base de lácteos chapanecos. Además la tortilla se freía primero en un baño sabor diferente, podía ser papa, nopal o el favorito de muchos chocolate.
Su platillo fue aceptado desde el momento que lo fabricó y después de convertirse en maestro Chef fue presentado al público, primero en el propio restaurante del instituto y después en la venta comerciales de muchos sectores.
Era un hombre muy adiestrado e inteligente en todos los sentidos. Pero que en ese momento solo reposaba observando para pronto dar el discurso de bienvenida. No era alguien muy carismático ni social así que no se esperaba un discurso largo. Lo cual se agradecía porque todos deseaban empezar a comer.
El reloj marcaba las nueve con cuatro de la noche y aunque parecía haber mucho desorden todavía porque muchos no habían tomado asiento mirando los increíbles adornos que habían. Se tomaban fotos, intentaban tocar, miraban las obras de arte del país, vasijas, esculturas, todo lo que generaba un gusto visual y más aún con pinturas del mismísimo Zhang Daqian.
Aún así con tanta distracción la puntualidad debía respetarse y así lo indicó la maestra de ceremonias al colocarse en el micrófono.
-Buenas noches a todos. ¿Me escuchan bien?, ¿Pueden oírme? -Obtuvo una respuesta afirmativa en forma de coro de los espectadores. -Muy bien, sean bienvenidos a la cena de inaguración de este nuevo ciclo escolar. El ciclo número 101. ¿Pueden creer que este lugar ha estado en pie tantos años? Aunque al inicio no era como lo podemos apreciar ahora. Cada año sin duda es más espectacular y contamos con muchos nuevos talentos de todo el mundo. -La maestra de ceremonias era la encargada administrativa del colegio a pesar de también ser una chef talentosa su trabajo era el dirigir las inscripciones de los alumnos, pagos, contrataciones, etc. Y era bien sabido que era una mujer con facilidad de palabra que le gustaba conversar.
Siempre vestía de una forma muy elegante y está ocasión no fue la excepción. Un traje formal color n***o con una blusa roja con estampado c***o. Su cabello rubio recogido sujetado con un broche igual rojo con un gatito típico en la cultura del mismo país. Un maquillaje discreto que hacía resaltar sus ojos azules pero no ocultaba del todo sus ya aparentes arrugas.
Trataba de usar un tono ligero y no gritar demasiado pero el momento y el ambiente que se estaba generando invitaba a hacerlo.
Los chicos no perdían la opción de echar relajo, cada frase o palabra era interrumpida por gritos y aplausos. En total había más de 1000 personas y la algarabía provocada por estos era más que suficiente para alentar a cualquiera a dar unas palabras y perder el miedo.
-Gracias a todos por su cooperación y por elegirnos como instituto, a los de nuevo ingreso les garantizo que no se van arrepentir y a los que siguen avanzando en esta profesión les digo que todo esfuerzo no será en vano. -Aplausos interrumpían nuevamente. -Bueno para no hacer esto más largo le doy la palabra a nuestro máximo representante en la cocina, el hombre que porta con orgullo nuestra insignia ¡El gran maestro chef!
Después de la presentación y con una ovación de aplausos para recibirlo, se levantó de su asiento con una ligera sonrisa pero con mucha elegancia y glamour con ese deseado atuendo dorado que contrarrestaba con el mantel rojo de la mesa. Se colocó una diadema con micrófono lo cual le permitió quedarse ahí para dar su discurso.
-Muchas gracias por sus aplausos, espero mantengan esa energía y buen ambiente todo el curso. -Se escucharon algunas risas por parte de los profesores y alumnos. -Me gustaría tocar solo algunos puntos para que puedan iniciar el curso de la mejor manera posible. -Se retiró su toqué dorado ante la sorpresa de todos, dejando lucir su lacio y largo corto cabello n***o. -Muchos se la viven pensando en que usar en sus cabezas, incluso anhelan usar uno de este color por el prestigio que representa en la institución. Lo que les aconsejo es que pulan más lo que hay dentro de sus cabezas, esa creatividad y talento que les hizo llegar a este lugar. La competencia por un puesto o este gorro no es el prestigio ni lo más importante de nuestro amado instituto. Lo que realmente es ¡Son todos ustedes que optaron por venir a pulir sus habilidades de chef, ustedes que convertirán platillos en realidad, que satisfacerán a las personas que desean probar lo mejor de la gastronomía!
Los aplausos se hicieron notar en ese momento pero ahora con un tono de admiración verdadera y no solo por el ambiente. Esas palabras les habían llegado a todos a sus corazones y mentes, incluso a los profesores y administrativos de alto rango que aspiran a llegar más alto. Le hizo recordar que no era una competencia que realmente estaban para complacer algo tan básico como la alimentación y placer al comer.
-Por favor permítanme, guarden silencio un momento. Ahorren sus fuerzas para lo que resta de está maravillosa velada. -La emoción seguía en aumento para la autoridad que representaba, era tanta que todos dejaron el salón en silencio. -Solo quiero agregar una cosa más, la verdadera bienvenida se la dieron ustedes mismos cuando cocinaron su primer platillo. La bienvenida al mundo de la gastronomía, un mundo que existe desde el inicio del hombre mismo y aún con tantos años de existir su evolución no se ha detenido nunca. Ustedes mismos optaron por ese camino al tomar sus utensilios e ingredientes para cocinar algo, lo que fuera estoy seguro que sintieron esa satisfacción que todos nosotros en algún momento. Hoy no reciben la bienvenida al mundo de la gastronomía esa se la dieron ustedes mismos cuando eligieron ese camino. Hoy reciben una bienvenida a un nuevo sendero que es aprender más de lo que ahora saben. ¡Esa bienvenida se las damos yo y este instituto!
Los gritos y aplausos volvieron nuevamente hacerse presentes y es que cada que subía el tono de voz era una pauta para que los estudiantes se contagiaran y decidieran gritar de gusto. -Por favor, por favor denme un minuto más y los dejaré en paz para que festejen y hagan el ruido que quieran esta noche. -Pedía nuevamente silencio para terminar su discurso y lo obtuvo tan rápido como la ocasión anterior. -Ahora quiero que todos participen, de nuevo ingreso, grados avanzados, chefs y todo el personal. -Se colocó su Toqué dorado para cerrar y levantó las manos muy bien estiradas. -Quiero que todos levanten sus manos, que sientan el viento correr entre ellas. ¿Lo sienten? Muy bien ya van por buen camino a convertirse unos grandes chefs porque han entendido lo básico, tienen extremidades y sensaciones, solo eso se necesita para cocinar. De aquí en adelante no se olviden de sentir ni de usar sus manos como si tocaran el viento, relajadas y libres. -Bajó sus manos y las puso tocando su pecho. -Ahora hagan un pacto con sus manos, serán sus instrumentos de los principales, hagan el pacto de unión y de compromiso para dar lo mejor de ustedes. ¿Y saben de dónde viene? De su interior, del propio corazón y ¡Al cocinar sus manos harán lo que el corazón manda!
Todos las personas ahí reunidas lograron el objetivo de ella enseña del maestro Chef. Conectarse con su interior y llevarlo al exterior sacando lo mejor se si mismos al momento de cocinar.
-¡Muy bien todos ahora está listos para este nuevo ciclo en sus vidas. Festejen por eso y gocen la vida!
Con esa hermosa frase cerró su discurso y después comenzó a aplaudir el mismo un momento antes de sentarse en su privilegiado lugar. Al hacerlo tomó su copa de vino que ya le esperaba y desde su lugar la alzó hacía los estudiantes y la bebió.
Con esa señal daba inicio oficialmente la cena, los maestros en la mesa de honor fueron los encargados de continuar el brindis, cada uno levantando su copa y chocándolas entre sus compañeros. Y así siguieron el paso los estudiantes que tenían algo para beber.
-¡Muy bien chicos pueden acercarse en orden a la mesa bufet, los nuevos háganlo con toda la confianza pueden comer y beber todo lo que gusten! -La maestra de ceremonias continuaba con las indicaciones. -Agradecemos al maestro Hen Chen Li, maestro de comida tradicional China por su esfuerzo y dedicación, así como a todos los que participaron en la decoración y ayudando al maestro. ¡Muchas gracias!