-¡Rápido este es el camino! -Gritaba el espíritu del maestro chef mientras bajaba por la puerta de un brinco.
Angélica lo pensó un poco, necesitaba mirar en donde caería y que tan obscuro se veía. Lo primero no era gran problema ya que la distancia era muy corta que basta con agarrarse de la puerta y dejarse caer. Lo segundo era un poco más difícil pues la obscuridad se adueñaba de aquel túnel.
-¡Baja niña no perdamos tiempo!
-¿Cómo vamos a movernos ahí abajo? Está muy obscuro
-Es muy simple, es un túnel que solo tiene una salida, tocando la pared se llegar.
Ante la todavía indecisión de Angélica el espíritu decidió cambiar sus palabras.
-¿Quieres ser una gran chef no?
-Si, con todo mi corazón -Decía convencida.
-Bueno está es una lección. Los chef debemos cerrar los ojos u dejarnos llevar por nuestra intuición. Sin recetas ni recomendaciones es así como llegamos a explotar lo máximo de nuestras capacidades. Solo déjate llevar confía en tu instinto.
Para Angélica escuchar estás palabras había bastado para cerrar sus ojos y dejarse llevar por el sentir y no el ver. Se dejó caer por la puerta y se desplazó rápidamente por el túnel como si lo conociera.