La tía me hizo sentarme en la mesa de la cocina y, sin perder el tiempo, me dijo: —Quiero firmar contigo un seguro de vida, de renta de prima única, así que sin inspección médica. Por esos conocimientos técnicos, pensé que también ella había trabajado en seguros e intenté preguntárselo, pero tía Fele me detuvo: —Calla y escribe: duración del contrato: 10 años; beneficiaria en caso de mi muerte, la Asociación n***o Ébano. —Me dictó la dirección—. Y en el caso de que esté viva al vencimiento, la anterior. Prima: p**o único de mil millones de liras. —¡Vaya! —no me contuve. ¡Debía apreciar realmente mucho a esa n***o Ébano! ¿De qué se ocupaba? Por el nombre parecía una asociación de fabricantes de muebles. No, era ridículo. ¿Tal vez la asociación se refería a los habitantes negros de Haití