Las horas pasan y el cuerpo de investigación policial ya ha estado en el ático por segunda vez, haciendo cosas rutinarias en este tipo de eventos. Mi cabeza se siente hecha añicos e igual que mi corazón. Me siento cansada por todo lo que pasa en mi mente, tengo que dejar de torturarme y ser positiva ante esta situación. Estefanía llegó con mi hermana y mis padres. ─¿Los padres de Alejandro?─ Inquiero llamando mi atención la falta de ellos en el lugar. ─No pueden venir, están al otro lado del mundo… no te preocupes, hemos pasado peores cosas sin ellos─ responde Estefanía, abrazándome a un costado. Mi madre me observa preocupada a la vez que el olor de su perfume costoso llega a mí. ─Cariño, ¿puedes hacer un poco de tu delicioso café? ─Inquiere mi madre hacia mi papá, quien asiente