En ocasiones daríamos cualquier cosa para borrar de nuestra memoria algunos acontecimientos en especial, sobre todo aquellos en los que hemos pasado miedo, angustia, tristeza o dolor. Sabrina quería arrancar de su cabeza su noche de nupcias y todas las que siguieron al lado de su marido, más aún cuando asoció la imagen de Riccardo, semidesnudo inclinándose sobre ella, a la del hombre que la obligó a servirle como mujer. Riccardo la sintió temblar bajo sus músculos. Sabrina estaba casi congelada, pero él no se detuvo ante la expresión atemorizada de su rostro. Solo necesitaba sentirla, lo más cerca posible. A su vez Sabrina deseaba huir, pero el miedo era tan grande que la tenía totalmente paralizada. Estaba esperando lo peor cuando Riccardo la miró a los ojos y puso la mano sobre su pec