Estaba descalza y mis pies estaban lastimados. Las piedras se incrustaban en mí piel y la suciedad se mezclaba con los cortes que a esta altura sangraban bastante.
La noche parecía más oscura y siniestra sin una luna en el cielo que iluminase el lugar. Olía a bosque pero no podía ver absolutamente nada.
"Irina, ¿puedes oírme?" le pregunté a mí loba interior pero solo había un vacío que se sentía horrible.
No podía escuchar a mí loba y no tenía mis sentidos agudizados. El pánico comenzó a extender sus garras por mí cerebro haciéndome dudar sobre qué hacer y hacia donde ir. Intentaba sopesar mis opciones cuando algo llamó mí atención. El bosque estaba silencioso. Demasiado silencio no auguraba nada bueno.
El instinto me hizo volver a andar aunque cada paso era una agonía y no podía ver a mí alrededor, entonces la temperatura cayó abruptamente un par de grados y los bellos de mis brazos se erizaron. Miré con terror hacia todos lados y fue cuando un detalle me llamó la atención. Allí a la distancia, pero no tan lejos de mí, dos ojos de color rojo carmesí, brillaban y desentonaban en el ambiente.
El instinto de supervivencia me instaba a darme la vuelta y correr, pero al mismo tiempo, me sentía atraída a acercarme.
- Te he encontrado lobo blanco- sus palabras fueron un susurro que me trajo el viento y helaron mí sangre.
Entonces corrí, porque el terror me invadía pero cuando más intentaba acelerar mis movimientos, más lentos estos se volvían. Una fuerza bruta me empujó hacia adelante y entonces abrí lo ojos.
Un sueño. Un jodido sueño. Me sentía transpirada y demasiado caliente. Ivar seguía a mí lado, respirando tranquilamente aún dormido y ajeno a mí respiración agitada y mí corazón desbocado.
Mí mente intentaba convencerme de que no tenía nada que preocuparme pero muy en el fondo de mí cerebro sabía que esto era muy extraño.
Ivar me había contado de que algunos lobos blancos tenían ciertas capacidades especiales ¿Podría ser mí sueño una visión?
- Inquieta desde que te levantas - murmuró con voz ronca Ivar quitándome de mí ensimismamiento.
-Tuve una especie de pesadilla -respondí con sinceridad.
- ¿Quieres contarme al respecto? - inquirío mientras me abrazaba.
- se está haciendo tarde para ir a la escuela- le respondí pero me sentía tan cálida y somnolienta que pronto volví a dormirme está vez sin sueños.
Me desperté horas después sola en la habitación. Tenía tantas cosas con las que lidiar que no sabía en cual enfocarme primero.
"Podrías por comenzar buscando a nuestra pareja y preguntarle lo que pasó ayer" me instó mí loba.
"¿así que te llamas Irina?" le pregunté y me respondió con un bufido al que no le hice caso y le hice otra pregunta "¿por qué no me lo habías dicho?"
"quizás porque nunca consultaste." respondió mordazmente.
Si bien lobo y humano formamos parte de un solo ente, la parte animal tenía la capacidad de tomar decisiones en pos del beneficio humano o cuando su vida estaba en riesgo, también tenían emociones y pensamientos propios y al parecer mí loba y yo no nos llevábamos muy bien. Ella amaba a Ivar y confiaba en él ciegamente. Yo era mucho más reticente.
Murmuré una especie de disculpas de la cual no obtuve respuesta y me levanté de la cama. Después de comer algo decidí que era momento de intentar resolver o investigar los distintos dramas que me aquejaban y el primero de ellos era Ivar. Durante la noche nos acercamos pero sabía que eso no significaba una reconciliación. Él estaría dolido por lo que yo hice y yo seguía un poco enojada porque no cree en mis palabras, pero no hablarlo solo haría que tarde o temprano las cosas explotasen.
Me guíe por el olfato y lo encontré nuevamente en su oficina. Algunos muebles habían sido cambiados y otros estaban en su lugar de origen.
- ¿Podemos hablar? - pregunté y por un segundo vi dolor en sus ojos que enmascaró rápidamente
- Claro Aria. ¿De qué quieres hablar?
- ¿Has sabido algo de mí envenenamiento?- realmente no era lo que quería preguntar, pero no sabía de qué forma hablarle sobre lo que hice ayer y sus reacciones a ello. Soy una cobarde.
- hemos conseguido huellas en tu botella de agua. La mayoría son tuyas salvo una, que es parcial justo en la tapa. Pero no hemos podido detectar de quién es. Trata de recordar, ¿dejaste sola tu botella en algún momento?
Entonces lo recordé, hubo un momento, cuando entramos a los vestuarios que no encontraba mí botella. Recordaba que la había dejado apoyada sobre uno de los bancos pero luego no estaba allí, sino más lejos y eso me resultó en su momento extraño pero no tuve demasiado tiempo para pensar en ello.
- Se que había dejado la botella cerca de mí casillero, pero me distraje hablando con Sasha y luego cuando quise tomarla no la encontraba. Estaba más lejos de donde la puse. No le hice caso en su momento, pero creo que fue en ese momento que la tomaron y me drogaron- le respondí mientras mí mente intentaba recordar quienes estaban en ese momento en el vestuario, pero allí había mucha gente, entrando y saliendo al mismo tiempo.
- Volvemos a cero, no hay cámaras en los vestuarios para ver quién la tomó- suspiró y supe en ese instante que no tendríamos la prueba de quién me envenenó, pero yo sabía bien quién lo hizo. Pero de nada servía la certeza sin prueba que lo avale. -Te creo Aria y lamento haber sido un imbécil. creo en lo que me dijiste sobre Lyra. Sé que seguramente está enfadada y dolida porque le dije. - ¿Él me creía? mí corazón parecía salirse de mí pecho y se disculpaba conmigo por ser imbécil, "nuestra pareja es muy buena, es fuerte y no duda en admitir sus errores, tienes que perdonarlo" ronroneó Irina en mí cabeza. Claramente estaba muy enamorada de Ivar. Quería rodar los ojos, pero él me miraba expectante, necesitando que yo le dijese algo.
- ¿Qué le podrías haber dicho para que intente matarme? además no entiendo como ella sabe de nosotros. - quise evitar que la voz me temblase, pero mis emociones se mezclaban con las suyas y me abrumaban.
- Solo le dije la verdad, que el puesto de Luna solo seria para mi pareja, ninguna otra ocuparía ese lugar. Sé que no me reservé para ti y lo siento, pero mí alma y mí ser te pertenece por completo Aria. - Había algo en como me decía las cosas que me hacían querer correr a sus brazos y fundirme en su cuerpo, pero no lo haría. Tenía que solucionar todos mis problemas primero, conocerlo y descubrir mis sentimientos. "Humana tonta, te gustaba desde antes y hablar de descubrir tus sentimientos." Acotó mí loba sarcástica en mí mente, pero no la quería escuchar en ese momento. Si fuera por ella ya estaría apareada, marcada y con un cachorro en el horno.
-Aria- dijo Ivar y sus ojos eran oscuros y las olas de deseo emanaban de su cuerpo haciendo que mí cuerpo temblase en respuesta, mí v****a se contrayese y la excitación me cubriese. Todo mí autocontrol se estaba yendo por el desagüe al verlo frente a mí, al recordar la noche anterior. - huelo tu excitación. En tan solo dos zancadas me estaba abrazando, aspirando el olor de mí cabello y besándome como si no existiese un mañana .
Me aparté con reticencia y dolor, pero si existía la posibilidad de que estuviésemos juntos tenía que ser sincera con él y decirle la verdad sobre lo pasó con Lucas. Vivía bajo el mismo techo que mí pareja destinada, él mostró capacidad para admitir su estupidez y yo le debía ser honesta. Sé que Lucas me quería y yo a él también, pero lo que sentía por Ivar iba más allá del vínculo y era momento que lo admitiese, al menos a mí misma.
-Quiero hablar sobre lo que ocurrió ayer...- comencé diciéndole pero el dolor volvió a sus ojos e hizo una mueca como no queriendo escucharlo
- Sé que te besó- dijo en voz de queda - mí lobo estaba muy enojado por no encontrarte después de estar horas buscándote. El vínculo es algo hermoso, pero también doloroso. Puedes sentirlo todo, incluso la traición. Blade, mí lobo, se volvió loco y cuando eso sucede no lo puedo controlar.
- Lo siento - murmuré con pesar y aunque quería acercarme y acariciarlo para darle seguridad, le quede quieta en el lugar. - ¿Que quieres decir con que no puedes controlar a tu lobo? - Si bien nuestro animal era parte de nuestra alma, el control siempre lo lleva el humano para casi todas las ocasiones.
Mezcla de emociones salían de todos sus poros chocandome en oleadas. De pronto me dolía el pecho y en la boca del estómago se me hizo un nudo. Incertidumbre, tristeza, dolor y algo horrible que no podía definir qué era.
- Hay algo mal conmigo Aria, algo mal con mí lobo que solo pocas personas lo saben. Estoy enfermo- su voz fue un susurro y algo en mi interior se resquebrajó. Todo parecía volver a derrumbarse ante mis ojos y yo no podía hacer nada para evitarlo