Capítulo 21: Tras la huella de los invasores

1454 Words
Capítulo 21 POV Ivar Pronto mis sueños de tener una noche junto a Aria se hicieron añicos cual copa de cristal que se estrella contra el duro suelo. Mi padre me enlazo mentalmente para que me reuniera con él y el consejo de guerra para investigar los ataques de los lobos invasores y tuve que dejar ir a mí pequeña loba a casa con mi madre y soldados apostados para la protección de los indefensos en la casa de la manada. Cuando ingresé al despacho de mí padre pude denotar que estaba cansado y no solo por la lucha que nos había aquejado hace poco. Su cabello, siempre perfectamente peinado, ahora caía desordenado sin lado fijo y las bolsas bajo sus ojos indicaban poco descanso. Caí en la cuenta que seguramente muchas cosas desconocían yo y que pasaban por las manos de mí padre y me sentí terrible. Si bien en un principio consideraba estar mas que preparado para sucederlo en el puesto, supe que mi ignorancia y alejamiento por otros motivos hacían que no me enterase de muchísimas cosas. Mí entrenamiento militar solamente era llevado por mi padre puesto que por mí padecimiento no pude asistir como la gran mayoría de las alfas al Reino de Lykos, para ser puesto a prueba, entrenado a niveles extremos y evaluado por el príncipe y Alfa Asher, quien actualmente estaba a cargo de la manada “Luna Roja”, una de las manadas más próximas al reino y también una de las más grandes; y mí preparación para los deberes de futuro Alfa se habían complicado últimamente entre ataques y Aria. - Exijo saber ya mismo como tantos invasores ingresaron a nuestro territorio sin ser vistos, oídos u olidos - replicó mí padre en tono Alfa y todos agacharon la cabeza en sumisión ante sus palabras menos yo, que pude combatirla y quedar con la frente en alto. - creemos que alguien los dejo entrar Alfa. Encontramos a diez soldados desmayados exudando olor a veneno. Ocho están en el hospital, tres de ellos están en grave estado y fallecieron dos de ellos. - dijo el beta de mi padre, Caleb y por un segundo mi padre y yo nos observamos mutuamente recordando el incidente de Aria y las preguntas se instauraron en mi sistema. ¿Con que fueron envenenados? ¿Quién los enveneno? Y ¿por qué? - Quiere decir que tenemos un traidor en nuestra manada, y también un asesino que mató a dos de nuestros miembros. Ordeno que se secuestre todo el material en el puesto donde se hallaban los soldados y todas las pruebas medicas que se necesiten. Quiero comunicarme con los familiares de los caídos y después de las autopsias necesarias hacerles el servicio fúnebre correspondiente. Por el momento quiero a todos los puestos y soldados alerta. Pueden retirarse- ordenó mi padre y luego de un breve asentimiento se retiraron todos excepto yo. - Padre, estos invasores no eran normales. Sus ataques eran coordinados. ¿Lo notaste? - No entiendo la motivación de alguien para envenenar a nuestros soldados y dejar entrar en nuestro territorio a tantos invasores juntos y a plena luz del día. Necesito saber mas sobre esto, ve al puesto de los soldados a supervisar que levanten todos los rastros, y recopila la información que puedas – No sabia cuando era buen momento para hablar de lo que me había enterado sobre mi maldición y sobre lo que mi madre le ocultó tantos años, pero no quería atosigarlo con mas problemas. Enlacé a mi madre mentalmente y le dije que ella debería decírselo. No quería tener esa responsabilidad. Solo esperaba que mi padre no se enfadase demasiado, porque si bien yo aun lo estaba, la perdoné en poco tiempo. Me despedí de mi padre y me dirigí hacia el puesto de los soldados. La zona estaba custodiada y nuestros sabios estaban allí levantando la evidencia. Habia pocas cosas que pudieron envenenar a tantos hombres, la comida y el agua fue incautada para hacer análisis. “¿Tu también lo piensas no, Blade?” le pregunte a mi lobo quien contestó afirmativamente, esto se sentía muy extraño, ¿Por qué dejarían entrar a tantos invasores y para qué? Pensé en Atlas y lo enlacé mentalmente, él se hallaba en la escuela al momento de los hechos y sabia que no tenía conexión con otras personas que no fuesen los de su casa de acogida y sus compañeros. Además, también lo mantenía vigilado por cualquier eventualidad. Salí del puesto de los soldados y realicé una recorrida por la zona y observar el terreno. La idea de que no eran simples invasores se hacia cada vez mas fuerte en mi cabeza y si no eran renegados sin conciencia, algo tenia que motivarlos. No sé cuántas horas estuve andando, oliendo el ambiente y buscando las huellas hasta que hallé un pequeño asentamiento, ahora vacío que olía a rancio por donde lo vieses. Huesos de animales se apilaban por todos lados y la carne podrida emanaba un olor nauseabundo. Los invasores tenían pequeñas tiendas donde seguramente dormían y no había mucho más; eso me desanimo un poco. Pensé que podría tener algún indicio o respuesta, pero no parecía haber nada extraordinario allí. Entonces algo me llamó la atención en una de las tiendas más grandes. Oculta tras una sábana blanca y limpia que desentonaba entre tanta suciedad, había una conservadora de grandes proporciones que al abrirla tenia gran cantidad de carne aun muy fresca. En mi mente mi lobo se puso muy inquieto, instándome a que de vuelta la tienda por completo. Seguí buscando como si me encontrase poseído y la vi. Estaba arrugada y le faltaban algunos trozos, pero el rostro de mi pareja aun estaba visible en la fotografía. Sentí un escalofrió recorrer mi columna y una presión en el pecho como si me hubieran apuñalado en el corazón. ¿Cómo y por qué los invasores tenían una foto de Aria con ellos? Un rugido de ira salió sin que pudiese y quisiera evitarlo. Quise enlazar mentalmente a mi padre, pero la lejanía me lo impedía y mi teléfono tampoco tenía señal por lo que estaba completamente aislado y el sol comenzaba a caer. Me sentí invadido por una sensación de urgencia, pero no podía dejar las huellas de los invasores aquí. Junte todas las tiendas de campaña y les prendí fuego mientras observaba que el mismo no se propagase en el bosque. “alguien tuvo el suficiente coraje para acercarse a los invasores y ofrecerles un trato nuestra compañera” masculló mi lobo en el interior de mi conciencia y yo estuve de acuerdo con él. ¿Pero quien podría odiar tanto a Aria como para hacer tal locura? Pensé fugazmente en Lyra, pero si fuese así alguien la tenia que haber visto saliendo de la manada y la descubriría rápidamente. Apagué los pocos focos que aun quedaban encendidos cuando la noche ya estaba instaurada y empecé a caminar con paso presuroso a mi manada. El silencio y las sombras presentes eran mala compañía. Las alarmas de mi cabeza no dejaban de sonar porque las amenazas a mi pareja parecían multiplicarse todo el tiempo. Tenía que actuar rápido para protegerla y descubrir quien estaba tras este ataque. No solo por ella, sino por los miembros de mi manada. Necesitaba encontrar al culpable para sentirme tranquilo y darles paz a los familiares de las víctimas. Mi Lobo quería salir para correr y llegar mas pronto a casa, pero lo retuve en mi interior, calmándolo y diciéndole que me brindara su fuerza y energía para ver a nuestra amada. Eso parecía funcionar y calmarlo. También lo hacía feliz porque podía sentirlo en cada resquicio de mi cuerpo cuando podía correr más rápido y sin cansarme. “Ivar, ¿Dónde estás?” había urgencia en la voz de mi padre. Los enlaces mentales se multiplicaban al acercarme a nuestra manada. Bloquee a todos excepto a mi padre. Ya tendría tiempo para responder al resto “Padre, tenemos que vernos en tu oficina ahora mismo” le mencioné. “Estoy aquí” respondió rápidamente. “Quiero ver a Aria e Irina” replicó mi lobo y juro que si pudiese verlo estaría haciendo un mohín. “Le diremos a nuestro padre lo que encontramos y luego iremos con ella, debe estar durmiendo”. Blade no respondió, pero al menos no se enfadó, él sabía cómo yo que era factible que Aria estuviese en el quinto sueño y que era importante contar sobre nuestros hallazgos a mi padre. Esta noche Aria no seria mía, pero lo seria pronto. Mi prioridad máxima era su seguridad y protección y para ello haría hasta lo imposible.

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