Tocar fondo

1615 Words
Días después. Me levanto asoñada en un campo silvestre bañada por la lluvia. Me sentía en uno de los tantos sueños que estaba teniendo. Estaba al lado de Vicente y este me sonreía. Estoy siendo feliz. Mientras caminaba por este campo de hierba pálida amarillenta, me enfoqué a lo lejos en un árbol frutal, este tenía bastantes frutas que no podía deducir al instantes, pero parecía un gran árbol de mangos. Una sensación de necesidad me atacó y corrí con fuerzas para llegar a donde estaba aquel árbol junto con Vicente. En esto, la lluvia se detuvo, dando paso a un brillante sol. Este sol, diferente que en otras ocasiones, me quemaba hasta mas no poder, me hacía gritar de dolor y ahora mi anhelo para llegar a ese árbol era inevitable. —¡AH! —Mis gritos eran evidentes. Corrí con todas mis fuerzas pero me sentía debilitada vez tras vez. Hasta que llegué a duras penas hacia el árbol. No vi ningún rastro de Vicente en todo esto. La sombra de este árbol me hacía sentir más fuerte con cada minuto que permanecía ahí. Es extraño, me sentía diferente que otras veces, más débil, más frágil. ¿A qué se debía esto? ¿Por qué un árbol es el que me está dando fuerzas? De pronto, todo estuvo en llamas. El árbol al que me aferraba estaba desvaneciéndose y simplemente no había nada. Todo estaba perdido. Me levanté como podía y empecé a buscar una salida. Pero solo había destrucción por donde sea que miraba. —¡Vicente! —Grité como última instancia tratando de buscarlo por donde sea, pero no había nadie a mi lado. Debí de saberlo, esto era un puto sueño. // Me levanto con lagrimas en los ojos, con un gran dolor de cabeza y solo suplico por un poco de animo para poder levantarme, debería de luchar, supongo. Pero este dolor insoportable en mi pecho es inaguantable. Quisiera ya acabar con esto. Me pongo mis pantuflas y solo pienso en que una vez salga de esa puerta, puede que entre a una discusión. Ellos no me entienden. Estoy siendo incomprendida cuando solo necesito que me entiendan. Perdí todo de mi… Camino hasta el baño y me quito toda la ropa lentamente sin ganas. Hasta ahora pienso por qué bañarme, no tengo planes, solamente lloro hasta quedarme dormida y me levanto de nuevo para volver a hacerlo. Que miserable. Aun así, trato de tomar ánimos, se supone. Lo siento. No he podido dormir tampoco bien. Nada de lo que estoy haciendo sirve simplemente. Supongo que tendré que ceder a la locura. No puedo con ella. Me sumerjo en la bañera reflexionando en esto. Estoy mal. Y no puedo hacer nada. Que rabia la verdad. El agua ahora me cubre completamente, estoy por debajo de ella, mientras miro el techo blanco y esa intensa luz blanca. Vicente era aquella fortaleza que tenia para escapar de la realidad. Además de un mentor, su mera compañía alivianaba el asunto. Su sabiduría me hacía sentir cómoda con cualquier decisión que tome, porque sé que es la correcta. Y ahora que se ha ido, esa fortaleza. Eras mi luz en la oscuridad, ese pequeño brillo al final del túnel. Significabas libertad y felicidad ¿Ahora dónde queda esto? ¿Por qué no me preparaste para esto? Me entrenaste para todo, pero no para soportar el dolor de un corazón roto. Te llevaste todo. Después de esto, decido vestirme, necesito despejar mi mente, tal vez, hacer algo diferente, no pensar en él un rato… Salgo de la habitación. Veo unas panes que se ven bien delicioso y tengo bastante que no pruebo bocado. Trató de probar un bocado y este me da asco y nauseas. Lo arroje a la basura. Miré que los chicos están desayunando, les doy una forzosa sonrisa. —Buenos días— Me dicen a coro. —Te ves decente hoy—Dijo Annel sonriéndome. —Gracias—Dije que encogiendo los hombros. Me senté con ellos. Estuve escuchando sus conversaciones por un rato, pero me aburria, tomé la Mac de Scarlette y decidí mirar las noticias mundiales a ver que tal. Solamente veo noticias y más noticias en la web y no había ninguna noticia buena, solamente muerte y más muertes. Maldición, esto no se acaba. Es como si el día de hoy fuera referencia al dolor. Notó que Rebeca está en la sala y me acercó hacia ella dejando a los chicos de un lado. Ella está viendo una película. Se ve muy interesante, la verdad. Me siento a su lado para verla. —¿De qué trata? —dije curiosa. —De un hombre que está enamorado de una mujer y la conquista. Y luego estos aunque son pobres, salen adelante y después de eso se vuelven millonarios, propietarios de un circo. Más o menos así es la trama. La peli es un musical, así que no sé si te guste o que. —No te preocupes. Quiero verla, es interesante. Seguir viendo la peli sin objetivo alguno solamente quería distraer mi mente un poco. Espero lograrlo. Pero claramente conozco de quien es el musical. Es conocido de nosotros y amigo de Vicente. P. T. Barnum. Al hijo de puta le hicieron un musical. Que chévere. Las canciones de este musical me encantan y sin embargo, una canción en específico me encanta más. Es una canción muy hermosa. Dos personas que están destinadas a estar juntas, pero por sus clases sociales no pueden y quisieran reescribir las estrellas. Ver romances en la tele me hacen pensar. En que yo también tenía una oportunidad de amar así. Es una gran película, pero todo me hace recordar a Vicente. —Mira, te regalo esto —Dijo rebeca pasándome unas flores. —¿Qué es? —Son Dientes de león, dicen que puedes pedir uno que otro deseo —Dijo riéndose —Además son bonitas. Le di una sonrisa y tomé los dientes de león. Después de esto. Fui a mi habitación y ahí decidí a ver un poco en las ventanas la calle para ver cómo estaba el día. Sin embargo, la luz del día me estaba empezando a molestar; los ojos me ardían. Opté por cerrarlas, ya que de todas formas no era algo que tenía que hacer obligado. Pues, llego a la noche. Los chicos estaban en sus habitaciones. Cada uno me miraba y me daba vueltas a ver cómo estaba. Yo fingí estar bien para no preocuparlos más. Y aprovechando que cayó la noche decidí salir un poco al parque que está cerca de esta casa. Ya que estamos en Los Ángeles, sé que habrá muchas personas. Pero no importa. Solamente quisiera mirar un poco el exterior. Mientras me vestia, sentía como el dolor me acaparaba lentamente, como estaba consumiendo mi pecho hasta extenderse a todo mi ser. Estoy viendo a Vicente en todos los lados. De pronto, todo se oscureció. Al estar cansada, decidí dormir, para poder olvidar por un rato esta realidad. Sin embargo, desperté en la oscuridad sin dejarte de pensar. Y es que no puedo, por más que trato, todo me recuerda a ti, las palabras de aquel día retumban en mi mente. Tu “te amo” Tu suplica por querer al menos un beso mío antes de irte… ¿Por qué decidiste borrarme la memoria en aquel momento, eh, Vicente? ¿Por qué no quisiste estar junto a mí? Nunca entenderé el porqué. Me amabas… No se si me sigues amando de hecho. ¿Sabes todo lo que daría por tener aunque sea 5 minutos a tu lado para decirte lo mucho que te amo? Veo tu rostro frente a mí y siento que aún estás aquí. Quisiera que tan solo sea real. Me levanto y me miro en el espejo, ahí también esta tu reflejo. En la mesa, esta un pequeño diente de león, lo tomo, pensando en las palabras de rebeca. —Deseo que algún día pueda tenerte otra vez y que seas mío —Dije sollozando. Para empezar a llorar. El reflejo de la luna me da directo al rostro y me levanto para cerrar la ventana, pero sin embargo Puedo ver tu sombra en la luna cuando mi memoria te alumbra. La luna habla de nosotros dos, tantas veces estuvimos juntos en lunas así, las tantas que estábamos entrenando. Desde mi pecho suena tu recuerdo, tu doloroso y penoso recuerdo. Así como estoy, me siento en la ventana, mientras contemplo esta luna. Todo esto, me hace enloquecer. Te estoy viendo en todos lados que no lo dudo dos veces para lanzarme en la calle, sin importar quien me vea, para perseguir tu recuerdo. ¿Qué lograre conseguir de esto? ¿El corazón más roto? Ya esta destruido desde que te fuiste. Todo lo que ha sido de los dos, son ecos de nuestro amor, ecos que no se volverán a repetir. Tus palabras no las podre volver a escuchar. Tengo miedo de olvidar el sonido de tu voz, de no poder recordarte otra vez. —Danna, Danna... —Escucho susurrar tu voz mientras camino en la calle. Estoy perdiendo la razón, me hablas en cualquier lugar, tu nombre está en cada palabra. Estás tan cerca y tan lejos. Maldición, quisiera ya encontrarte y tenerte aquí. Pero es tonto, me aferro sólo a un reflejo, te perdí… Suena tu voz más, y cada vez un poco más. Suena tanto y no me puedo acostumbrar a la idea de no encontrarte. Resignada, dejo todo y absolutamente todo. Voy a sucumbir en esta oscuridad. Estoy siendo derrotada. Ya no voy a luchar. Ya no haré nada más. Ya he tocado fondo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD