Esteban Después de que aquellos niños se fueran, me fui directo al lago donde pensaba descansar un momento, llegué desesperado, me tiré en el pasto, cerré mis ojos y me quedé junto a la orilla del agua mientras sacaba mis botas y hundía mis pies. Por lo general, aprovechaba estos momentos para dar un chapuzón, nadar un poco, pero no había traído nada para poder hacerlo, necesitaba, aunque sea un toallón y algo de ropa pues no podía nadar desnudo. Me había pasado que en ocasiones algún empleado pasaba y me había visto desnudo, no era una opción que pasara de nuevo, no me avergonzaba, pero tampoco quería que me vieran, ya me habían visto dos o tres de ellas en paños menores. Mejor dicho, con todo el aire. Mi mente viajó hasta el encuentro con los niños, aquellos mellizos de rasgos finos