Esta es una de mis obras maestras que está en proceso.
-¡Una de tus obras maestras!
-¿Qué más sorpresas tienes Victorique?
-Tengo dos proyectos más.
-El primer proyecto se trata de construir la tan anhelada máquina de tele-transportación, el segundo es para ensamblar un mini-roids que tenga todos los complementos completos (idiomas, erudición, técnico, inteligencia y proyecciones holográficas) para que sea mi compañero.
-Tu sí que eres una verdadera científica niña, tienes un gran talento que tranquilamente podrías superar a la Doctora Bella y al profesor Josefo.
-¡Eres una súper genio!
-¿Sabes por qué te muestro todo esto Rodnog?
-La verdad no tengo idea.
-Sé que soy una estudiante de ciencias y tecnología y de todo lo referente a los inventos, pero recién tuve un sueño muy raro donde estaba en otra época del tiempo y el espacio.
-Vi seres con ropajes antiguos combatiendo en una inmensa llanura, luego hubo un enfrentamiento entre dos poderosos guerreros de los cuales el uno estaba montando en un horrible dragón mitológico, y el otro en un gran caballo blanco con alas.
-Luego una hermosísima mujer que brillaba más que la luz del sol, se manifestó y me habló a cerca de ti para que te cuidara y permaneciera a tu lado.
-Fue tan real que como te dije, era como que viajé en el tiempo a una época muy remota.
-¿Te confieso una verdad Victorique?
-¿Qué verdad?
-Hace unas pocas semanas atrás, tuve una visión pero sabía que era para el futuro, y al igual que tú, vi peleando a guerreros con legiones de razas desconocidas para nuestro mundo.
-Y si más lo recuerdo, te vi a ti Victorique con un mandil largo de color blanco que me ayudabas con un pequeño robot que se llamaba “Arturi”, para ir a una gran guerra que estaba a punto de darse.
-¡Arturi dices!
-Ese fue el nombre que tú me dijiste de aquel robot.
-¡No puede ser Rodnog!, es exactamente el nombre que voy a ponerle a mi pequeño mini-androide.
-Me has dejado sin palabras Victorique, no puede ser que sea todo simples coincidencias, algo muy misterioso nos están queriendo decir estas visiones que hemos tenido los dos.
-¿Qué podemos hacer al respecto Rodnog?
-Lo mejor sería que aguardásemos un tiempo prudente para ver si se siguen manifestando esas visiones, sea del pasado o del futuro.
-Si esto continua, lo mejor será que de plano nos enfoquemos en seguir investigando y estudiando todo lo referente a la máquina del tiempo.
-Ya que si llegamos a ponerlo en funcionamiento, podremos viajar a aquellas épocas remotas y también al futuro.
-Con todo lo que no está pasando Rodnog, ahora voy a tomarlo con toda la seriedad del mundo en la construcción de mi máquina para viajar en el tiempo.
-Esto ha sido todo por ahora amiga, voy a mi casa a descansar y a reflexionar de todo aquello que nos ha estado sucediendo últimamente.
-Nos vemos mañana Rodnog.
Paulatinamente las visiones que tuvieron ambos comenzaban a tomar forma, desde ese día ellos serían grandes amigos y estarían juntos en todas partes, sobre todo con sus investigaciones para poner a funcionar la máquina del tiempo.
Pasado el fin de semana, ambos se verían en clases pero ahora de una manera muy distinta, la confianza crecía y el curso lo notaba especialmente la voluptuosa Doctora Bella.
Sin perder ni un solo minuto de su tiempo ella haría quedar nuevamente a Rodnog al final de la clase para darle unas nuevas indicaciones, pero esto solo era pretexto para estar a solas con él.
-Joven Rodnog me espera al final de la clase en su banca para darle una ciertas indicaciones.
-Lo que usted diga Doctora.
Llegó el final de la clase y todos salieron excepto Rodnog y la Doctora Bella. Ella con un traje rojo y lila, iría a su banca para seducirlo primeramente soltándose el cabello y luego abriéndose un poco su blusa.
-Rodnog, ¿tienes algún tipo de romance con Victorique?
-Por qué la pregunta Doctora.
-Porque ahora les vi muy juntos y que se llevaban muy bien, algo que en anteriores clases no había ocurrido.
-Lo que pasa es que estamos muy dedicados a seguir investigando y estudiando a cerca de la máquina para viajar en el tiempo.
-Eso no ha mantenido muy unidos ya que queremos ser los primeros en construirla y hacerla funcionar.
-O sea, ¿No hay nada entre tú y ella?
-No Doctora, solamente un amistad de compañeros.
-Me alegro mucho mi guapo alumno.
Después de esta pequeña plática, Bella cogió de las manos de Rodnog y las puso cerca de sus enormes bustos, él se sintió sofocado y repentinamente se soltó de sus manos y salió corriendo.
-Mi guapo Rodnog, estoy muy cerca de acerté mío. (Bella)
Mientras tanto su amiga Victorique lo esperaba en las afueras de la universidad, de lejos vio a Rodnog correr despavoridamente. Ella se acercó para preguntarle que le había sucedido.
-Rodnog, ¿Qué te pasó? Que sales corriendo como que hubieras visto un fantasma.
-Vámonos rápido de aquí Victorique que la Doctora casi me seduce poniéndome mis manos cerca de sus bustos.
-Jaja jaja jaja.
-Eres tan raro Rodnog que si cualquier otro chico tuviera esa oportunidad no la hubiera perdido por nada del mundo, especialmente con la Doctora Bella que es una mujer inteligente, profesional, muy linda y de un cuerpo esbelto.
Rodnog era demasiado puro de corazón y además nunca se había enamorado de nadie y menos aún el de tocar a una mujer.
Pasarían algunos días y Rodnog no aparecía en el aula de clase, todos estaban preguntando por él y nadie daba razón alguna. La Doctora Bella era la que más preguntaba y sobre todo a Victorique para que le diese información de la ausencia de su añorado joven.
No recibió respuesta alguna y Victorique al salir de clase se dirigió a su casa para saber el motivo de su inasistencia en la universidad.
-Rodnog, ¿Qué ha pasado que es el quinto día y no has venido a la universidad?
-Hola Victorique, la causa principal es la Doctora Bella, sé que me seguirá seduciendo por el resto del año.
-Tienes que ir a clases Rodnog y no permitas que esta situación te intimide.
-Lo siento Victorique, no voy a ir más a la universidad, estoy a punto de cambiarme a un instituto donde solo hombres ancianos son los profesores.
Rodnog junto con su madre se encontraban haciendo las gestiones para cambiarse al Instituto de talentos de Norbel. Todo estaba casi listo y era cuestión de días para que él asistiera a su nuevo curso y con profesores ancianos.
Victorique no aceptaba que esto sucediera, pero no podía hacer nada y seguiría estudiando con el propósito de ganar el premio construyendo la máquina de la tele-transportación.
Era de madrugada y por segunda vez, Victorique tendría una nueva visión.
“Ella se encontraba caminando en medio de un paisaje lleno de luces de varios colores que destellaban en todo el lugar, árboles muy frondosos y frutales, un prado verde que brillaba con luz propia; era una verdadera delicia ver aquel mundo. Había jóvenes de todas las razas, inclusive algunos que tenían la piel anaranjada o color bronce.
De pronto apareció una mujer que se fue acercando. Estaba como a unos siete metros de donde Victorique se hallaba. Llevaba un vestido de color n***o azabache; era un vestido largo, como el que usaba la realeza del siglo XIV o XV. Cuando se acercó más, ella pudo ver que su traje brillaba con una luz especial, era como una luz negra.
Su traje, viéndolo más de cerca, no era de tela, parecía de energía, algo muy especial. Su traje estaba hecho de miles de pequeños universos o galaxias que se perdían en la oscuridad de los espacios negros de su vestido; creo que esto sonará como algo muy loco, pero así estaba hecho, eran como miles de universos o galaxias que giraban y giraban sobre sí. Estos daban vueltas sobre sí mismo y, a su vez, sobre una luz muy brillante que se encontraba en el pecho de esta persona.
Sus cabellos eran de color plateado, sus ojos extremadamente grandes, de color azul grisáceo, su rostro era extremadamente tierno. Se movía como si flotara y, al llegar hasta donde Victorique se encontraba, alzó su mano en señal de saludo.
No habló. Parecía expresarse mentalmente; todo llegaba claramente hasta su mente y le dijo:
-“Victorique, Construye la máquina del tiempo y no dejes ir a mi amado Gondor, tienes que cumplir con un gran compromiso en los mundos del tiempo y del espacio”.
Victorique no supo que contestar. Era extremadamente bella; parecía saberlo todo. Todos la conocían y parecía que la adoraban o, más bien, que la amaban.
Ella estaba paralizada, sin saber qué decir. Le miró con mucha ternura y, sacando uno de sus brazos de entre los pliegues de sus ropas que eran más bien como holanes de energía, tocó su hombro y dijo.
-“Ven, te mostraré lo que te hace falta para la construcción de la máquina, que quede como un secreto lo que te voy a indicar, ya que una Gran Diosa te instruirá.
-Estos son los cuarzos de cristal que los encontrarás en los bosques de las tierras muertas de Aradia. Esto hará posible su funcionamiento y puedas viajar con mi amado Gondor al pasado, pon en tu reloj el año 2.000 de la era de Aradia.
-Ahí se les mostrará muchas verdades del pasado y que en un futuro no muy lejano se volverá a repetir.
Tan pronto se pronunciaron estas palabras, una de las luces absorbió a Victorique y sintió que caía en una especie de vacío. Todas las luces brillaron con tal intensidad que todo se volvió blanco, blanco muy, pero muy brillante, hasta que despertó.
Victorique sin dudar de la visión que tuvo, fue a las altas montañas de los profundos bosques de las tierras muertas de Aradia para buscar en una mina abandonada los tan preciados cuarzos.
Ella los encontró y se puso a trabajar en seguida, llegando al sótano de su casa quitó el manto que cubría a la máquina del tiempo y probaba con aquellos extraños cuarzos de cristal.
Apagando todas las luces, ella prendió la máquina y rayos de protones se manifestaban, con una combinación cuando tecleaba algunos botones, los cuarzos brillaban con una luz extraña.
Era el momento de probar el aparato y Victorique puso el reloj tal como Lúthien le había indicado, 2.000 de la era de Aradia.
Ella con una ropa que había conseguido de aquella remota época, emprendió el viaje, muchas luces la iluminaban hasta que entró a un agujero n***o y de repente, se vio llegando a un lugar donde había unas mujeres de muy extraños aspectos y ropas coloridas.
Ellas eran de tamaño mediano y tenían las orejas puntiagudas. La mayoría eran rubias y de un aspecto radiante, sus movimientos eran con gracia y delicadeza. Sus vestiduras de colores vivaces y llevaban unos arcos en sus espaldas.
Ellas eran las hermosas Elfas que vivían en las ciudades que estaban al sur de las tierras de Norbel.
Victorique asombrada observaba lo que nadie en la actual Aradia había visto y experimentado, viajar en el tiempo al pasado y mirar a las míticas Elfas.
Luego de pasar toda la tarde en la ciudad de las Elfas, volvería al futuro ya que dejó programada la máquina para permanecer solo por algunas horas en aquella época.
-¡No lo puedo creer!, he viajado en el tiempo y he visto a las Elfas. Décadas de décadas que ni aun los más eminentes científicos de toda Aradia lo han podido lograr, yo lo he logrado. Gracias a aquella sublime mujer he descubierto la manera de viajar en el tiempo.
-¡Estoy feliz! Soy la mejor científica de toda la historia de las actual Aradia.
Pronto iría con las buenas noticias a Rodnog y también para contarle de aquella nueva visión que había tenido en la noche.