Rodnog luego de algunas semanas de colaborar a Victorique para terminar con los droides, descansaría profundamente y una terrible premonición tendría.
Él se veía caminando por las montañas de las afueras de las riveras de Norbel, repentinamente el cielo se oscureció y un ser vestido con una armadura de color n***o y gris, llegaba envuelto en una neblina con una espada de fuego en sus manos.
Por otro lado, una figura femenina descendía desde muy alto para entregarle un escudo y pudiera hacerle resistencia al macabro ser junto con su espada Tenseiga.
La pelea empezó y aquel ser tenebroso se sacó el casco y sus ojos brillaban de color rojo-amarillo, y con su voz metálica amenazaría a Rodnog.
-“Te venceré Hijo de Luciel”.
Desesperadamente Rodnog se despertó y un escalofrío inundaba su cuerpo, aquella potente voz lo había amenazado de muerte, de eso no cabía duda alguna.
Meditando en sus recorridos por las hermosas praderas de la gran ciudad, una bella dama se acercaría para hacerle la conversa.
Ella vestía de azabache con sus cabellos recogidos color plateado, su mirada proyectaba el verdadero amor.
-Hola mi gran amor, soy Lúthien la misma dama que en varias visiones tuyas me has visto, ahora me observas materializada en tu mundo.
-He venido en silencio del Abgal para entregarte el legendario escudo “Forgan” hecha por las manos de los dioses, una de las armas que tú las utilizaste cuando era un semi-dios y un héroe de guerra.
-No tengo más tiempo para estar aquí amado mío, pero llegará el momento en que nuestros corazones se unan y se hagan uno solo.
“TE AMO”.
Rodnog se quedó sin poder reaccionar y luego de unos instantes miró aquel escudo que se lo llevó a su casa para ponerlo junto con su espada y guardarlas en un baúl.
Pasaron varias semanas y nuevamente Elentari junto con Indir, irían a Aradia para seguir entrenando en batalla a Rodnog.
-Mi niño hermoso, hemos venido para seguir con tus entrenamientos. (Elentari)
-Mi Reina siempre es un honor tenerla en mis humildes aposentos.
-Bienvenida noble Indir.
-Mi noble guerrero, estamos aquí para seguirle preparando.
-A propósito, dijo Rodnog.
-Una terrible visión tuve hace algunas semanas atrás, vi a un ser de aspecto siniestro envuelto en una neblina negra, tenía en sus manos una espada de fuego y sacándose su casco me amenazó con destruirme.
-No cabe duda Rodnog que era el general Phantom que está tramando destruirte antes que te hagas poderoso y lo puedas hacer frente.
-Saca tu espada mi niño para seguir con las prácticas.
Cuando él sacó su espada también vino trayendo su escudo, Elentari se sorprendió al ver y asombrada le preguntó:
-¡El escudo de Forgan!, ¿Quién te lo dio?
-La dama Lúthien vino a dejarme hace unos días atrás, dijo que no tenía tiempo de conversar conmigo ya que era vigilada por un lugar llamado el Abgal.
Entiendo, sabemos que desde las Dimensiones superiores te están dando toda la ayuda posible.
Por varios días ellos entrenaron y Rodnog aprendía rápido todas las habilidades de pelea y de saber manejar la espada, el escudo y unas dagas que Indir le obsequiaría.
Fue el último día de adiestramiento y Elentari se apartó por unos momentos con Rodnog. Indir sabía lo que la Reina iba a ser y se hizo la desentendida.
-Rodnog ven un rato conmigo y vamos a uno de los riachuelos.
-Lo que tú digas Reina mía.
-Ven sentémonos cerca de la orilla y déjame cogerte de las manos.
Elentari se soltó los cabellos y dejando caer su ropaje quedó desnuda delante de él.
-Ven y tópame mi futuro Rey, coge mis bustos y goza de mi paraíso, degusta de mis vertientes de aguas puras y saboréame.
-Únete a mí y deja probar de tu divino atributo.
Con nervios en sus manos, Rodnog besó los enromes pechos de la Reina y ella sentía por primera vez el placer de ser tocado por un varón.
Poco a poco se estaban uniendo y él también se desnudó hasta que de forma súbita, Lúthien los separó y con un rayo fuerte de electricidad dejó inconsciente a Elentari.
Rodnog se asustó y vio a la Reina tendida en el suelo, Lúthien desapareció tan rápido como ella se había aparecido.
-¡Mi Reina!, ¡Mi Reina!, ¿Qué le sucede?, ¡despierte por favor!
-Indir, Indir, Elentari está inconsciente, alguien apareció con un rayo y la desplomó.
-Ayúdame Rodnog a llevarla a la nave para ir por medicinas élficas y sea sanada pronto.
Elentari era muy fuerte y con unas pociones que Indir preparó ella paulatinamente fue restaurada.
Al momento de despertar pronunció unas palabras con un tono de rabia.
-“La diosa Lúthien lo hizo, he de retribuir lo que ella me golpeó”.
-Mi Reina, ¿Por qué haría tal cosa aquella gran diosa?
-Es por tu causa Rodnog, te quiere solo para ella y no se da cuenta que hay otros seres que te pueden amar con la misma intensidad como ella te ama.
-Es una egoísta que por ser así te condenaron como mortal.
-¡Cómo mi Reina!
-Es una larga historia del cual en otro momento hemos de hablar, por ahora me encuentro un poco débil debido al rayo de electricidad que me propinó sorpresivamente Lúthien.
-Mi Rodnog sigue preparándote y espera en las riberas de Norbel con tu espada, escudo y las dagas que te obsequió Indir.
-Te veremos pronto mi pequeño mortal.
-Reina mía, gracias por todo, la quiero mucho.
Lo que le faltaba a Rodnog para estar completamente listo para la batalla, era su armadura negra con incrustaciones de diamantes y zafiros o su otra armadura dorada y bañada en oro.
Esto se lo daría su padre Luciel, mientras entrenaba una mujer haría su aparición, no muy alta y con una figura despampanante era Dina, una semi-diosa que por mandato de Luciel fue enviada para asistir desde hoy en adelante a su amado hijo Rodnog.
Sus cabellos rojos, sus ojos morados, su piel blanca como la nieve y vestida con túnicas blancas combinada con rojas, se presentaría al hijo del Rey con gran cortesía.
-Hijo de Luciel, ¡bienaventurado seas!
-Soy Dina un ser divino que he venido desde el mundo celestial para entregarte lo que tu padre me ha encomendado:
-Tu armadura legendaria, del cual batallaste en un sin número de veces en el pasado.
-¿Eres una divinidad?
-Digamos que sí, aunque al igual que tú en el pasado fui engendrado por una diosa y un mortal.
-Por mandato de tu padre Luciel, he de ayudarte en muchas tareas y entre una de ellas es que desarrolles mayormente tus premoniciones, te enseñe a manejar objetos a voluntad con tu mente y hablar a los demás por medios telepáticos.
-Gracias Dina eres muy amable de tu parte.
-Voy a vivir a dos cuadras de tu casa, por un buen tiempo me haré pasar como una simple mortal e iré a inscribirme en tu universidad.
¡Genial! Tener una semi-diosa como mi tutora y a la vez compañera de clase.
-Por ahora te dejo y estate listo que en cualquier momento Phantom hará su aparición.
-Estaré listo.
Desde el Gran Trono n***o se hallaba sentado su siniestra majestad Lord Nazgul, en un trono un poco menor su hijo Mordor y parado en medio de ellos se situaba Phantom, ellos tres planificaban un ataque mortífero en contra de Rodnog.
Sabían perfectamente que él se fortalecía a medida que pasaba el tiempo, no podían quedarse con las manos cruzadas, algo tenían que hacer y esta fue la voluntad de Nazgul.
Con su potente voz que lo estremecía todo enviaría al general Phantom para cumplir con el macabro plan.
-Phantom, he decidido acabar de una vez por todas con Gondor ahora que es mortal es mucho más fácil derrotarlo.
-Debemos aprovechar esa ventaja antes que sea haga fuerte y recupere todas sus fuerzas.
-Ve al mundo de Aradia y en una de sus habituales caminatas por las montañas, cógelo, decapítalo y me traes su cabeza.
-Lo haré con mucho gusto Nazgul, he de traer su cabeza chorreada de sangre y la presentaré ante tu trono.
-Alístate con tu armadura de combate y tu espada de fuego y ve pronto.
-Como lo ordenes Lord Nazgul.
El mago n***o Phantom fue a su guarida para ponerse su armadura negra-gris y coger su espada de fuego con la cual ha destruido a muchos en batalla.
No llevó ni su escudo ni sus pociones mágicas, estaba tan confiado que se daba por victorioso.
Pero no sabía que Rodnog fue bien entrenado por Elentari e Indir y que además le dieron la legendaria espada Tenseiga y las dagas élficas para herir incluso a un dios.
Lúthien le dio el escudo Forgan y su padre Luciel por medio de Dina, su armadura de sus épicas batallas.
Llegó el tan esperado día, Rodnog entrenaba por las montañas de Norbel con toda su armadura y armas, de pronto el cielo se oscureció y Phantom llegaría envuelto en una nube negra.
El ambiente se tornó tétrico por su presencia, Rodnog sabía que era él y se paró firme para esperar que se acercara.
Phantom sorprendido por verle con su armadura completa, retrocedió unos pasos y en sus adentros decía:
-¿Cómo es posible que estese armado como en las batallas antiguas?
-¿Cómo supo que iba a venir por él?
Sin embargo tenía que cumplir con la voluntad de Nazgul de traer su cabeza como trofeo de guerra.
-Con que tú eres la encarnación de Gondor simple mortal.
-Ahora vas a ver el inmenso poder de las tinieblas, ¡te voy a destruir!
-¡Acércate lacayo de Nazgul! y hazme frente que no te tengo miedo.
-Mocoso atrevido voy por ti.
La pelea daría comienzo, Phantom fue con violencia con su espada de fuego, él quería acabar la batalla lo más pronto posible, sin embargo Rodnog esquivaría todos sus espadazos.
Luego un gran golpe con su brazo derecho tumbó a Rodnog al suelo, ahí Phantom intentaría clavarle la espada en su corazón, más él reaccionó a tiempo y lo esquivó.
Pasaron algunos instantes y Phantom hacía retroceder a Rodnog, él se sentía agotado hasta que una fuerza desconocida en su interior se manifestó, con una velocidad increíble cogería el cuello al mago n***o y sacando una de las dagas lo clavó en su brazo izquierdo.
Phantom pegó un gran grito y retrocedió derramándole un líquido n***o, Rodnog le iba a dar el golpe final y por unos milímetros lo esquivó y con su otro brazo, empujó lejos a Rodnog chocando con una roca.
En ese instante con su herida profunda que había sido traspasada su poderosa armadura por la daga, huyó del lugar de regreso a su guarida.
Rodnog quedó inconsciente por varias horas debido al duro golpe con la roca.
Llegando el general, enseguida fue a utilizar una de sus pociones mágicas para cerrar su profunda herida.
Vociferaba de dolor pero a la vez de ira, maldiciendo la parcial derrota que tuvo con un adversario que no dejaba de ser un simple mortal.
-¡¡¡Maldición!!! ¡¡¡Maldición!!!
-¡Cómo es posible que un mísero mortal me haga causado esta grave herida!
-Me las pagarás Gondor hijo de Luciel, la próxima vez iré con todo mi poder para destruirte.
Una vez curado de su herida mortal, Phantom fue al castillo de Nazgul para contarle lo sucedido.
-Lord Nazgul he venido de Aradia.
-¿Dónde está la cabeza de Gondor?
-Lo siento, ¡He fallado!
El rostro de Nazgul se tornó rojo de la ira y sus ojos flameaban color sangre.
-¿No has podido vencer al hijo de Luciel siendo un humano?
-Él supo por un misterio que aparecería en las montañas y no pude sorprenderlo, además tenía su antigua armadura, su espada, su escudo y unas dagas mata dioses.
No puede ser que siendo mortal, nuevamente nos vaya a vencer. Yo mismo iré por él para traer su cabeza y tirarla en mi Gran Trono n***o.
-¡Vete de aquí Phantom! y sigue armando a nuestros ejércitos de todos los confines de la Galaxia.
Luego de la dura reprensión de Nazgul a Phantom, Rodnog despertaría y se sentía herido y cansado, fue a ver a Dina para contarle lo sucedido y ella lo curó de sus heridas.
Dina se maravilló al ver su valentía y coraje, mientras sanaba sus heridas ella lo contemplaba con una gran devoción.
A medida que pasara el tiempo ellos dos tendrían un romance en secreto. Dina se entregaría en cuerpo y alma a Rodnog, esta sería la primera vez que probara del exquisito placer del intercambio de energías sagradas en los mundos de la materia.
Pobre de Luthien que con cuantas rivales tendría que seguir lidiando paravno permitir que nadie arrebate el corazón de su gran amor.