Agosto 5

647 Words
Hoy decidí empezar a hacer ejercicio, me levanto a las 6 a trotar, creo que me hará bien. Me organicé un poco y corrí la cortina de mi ventana y me llevo qué sorpresa... Desde mi habitación se ve la casa vecina y estoy viendo a un hombre con un atlético cuerpo semi desnudo... Gratificante a la vista, el hombre se acercó a su ventana y la abrió... ¡Era el mismo del mercado! Su cuerpo perfecto me deslumbró, no podía dejar de mirarlo y creo que se dió cuenta que yo lo observaba, se alejó un poco y se quitó los pantalones quedando en ropa interior, parecía que se estaba luciendo para mí; sentí arder mi rostro y me retiré de inmediato. Salí de la casa, necesitaba despejarme, pero era imposible borrar esa perfecta imagen de mi mente. Troté por aproximadamente una hora y me dispuse a regresar a casa, llegando a ella lo vi salir de su residencia, estaba en ropa deportiva, creo que iba a hacer ejercicio también, se quedó mirándome y me dijo: —Buenos días —le respondí de la misma manera y seguí mi camino. Es un hombre realmente atractivo... Me siento atraída hacia él, pero tengo muy claro que jamás se fijaría en alguien como yo. Me di una ducha rápida y me preparé un desayuno ligero; me apresuré a salir a buscar lo necesario para poder montar mi tienda, caminé por varias horas mirando lugares y precios, hasta que encontré algo bueno y económico. Tomé un carro para llevar lo que adquirí y llegué a organizar el área del garaje para adecuarlo. Le di un toque de pintura pues la que tenía no me gustaba, quiero algo vistoso y llamativo; poco a poco fui obteniendo el resultado deseado. Estaba tan concentrada que no me fije que alguien se aproximaba, era mi vecino, me sorprendió tenerlo tan cerca... —Disculpe vecina, ¿Necesita ayuda? —Pues ya casi termino, solo me falta mover las vitrinas, si me pudiera ayudar a moverlas le agradecería mucho. —No tengo ningún problema, disculpe mi grosería, no me he presentado, mi nombre es Damián. ¡Dios santo! ¿Sería posible? —Mi nombre es Alicia —Respondí temerosa. La expresión de su rostro cambió por completo... —¿Alicia Ríos? —Sí... Hubo un silencio incómodo por un instante. —Años sin saber de ti, ¿Qué hay de tu vida? ¿Y tu madre? —Damián... Yo... Lo siento, tuve miedo, perdóname - le dije con voz entrecortada. —Mira, entiendo, ya es pasado, no te preocupes por eso, no te niego que me dolió mucho, pero siempre me pregunté el por qué... Tal vez la vida nos ha cruzado de nuevo para que me cuentes qué paso y yo pueda perdonarte. Le conté todo por lo que pasé y cuan arrepentida estaba, aunque nada era excusa para lo que le hice. Me pidió que no habláramos más del tema terminó de ayudarme y se marchó; ahora que lo he vuelto a ver se me han revuelto los sentimientos, siempre lo amé y fue muy difícil haberlo abandonado. Sé que el sufrimiento que le causé fue demasiado y tengo miedo de qué quiera devolverme en parte lo que le hice. Me pasé todo el día terminando de limpiar y organizar a mi gusto, no podía sacar a Damián de mi mente, sin embargo debo ser consciente que no estoy ya para tener esa clase de sentimientos, mi tiempo ya ha pasado; él se ve feliz y realizado con su familia y yo no tengo derecho a regresar a su vida para tal vez volverla a arruinar. Mañana tengo pensado hacer unos volantes y repartirlos por la comunidad que me queda cercana, debo atraer clientes lo más pronto posible, porque aunque tenga una casa debo generar ingresos para mi alimentación y lo que necesite.
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