MARION Sentir de nuevo esa necesidad de él expandiéndose desde mi centro, pasando por el vientre hasta golpear mi pecho, sin duda, era algo que no habría esperado cuando Bruno me llevó prácticamente a rastras a la habitación para gritarnos el uno al otro. ¡Gritarnos señores! ¡gritarnos!, y cuando hablo de gritar significa que estamos enojados, molestos, queriéndonos ahorcar por nuestros egos enardecidos, pero eso era lo que yo creía y Bruno también. A veces el silencio era tan traicionero, y siendo honesta no sabía cómo salir de esa situación. — Tal parece que vamos a terminar de gritarnos en otro lado —me dijo Bruno sin despegar sus labios de los míos. — ¿Cómo lo sabes? —le dije entre la tensión s****l que estaba aumentando como leche hirviendo. — Lo siento Marion, lo siento al ig