MARION
Estaba en pánico ¡Bruno había descubierto mi vibrador! ¡Mi vibrador! ¿Por qué el espíritu de vecina chismosa lo invadía casi siempre? Mi escondite se había jodido. ¿Qué no se supone que los hombres son distraídos? ¿Por qué precisamente él lo había encontrado? ¡Por dios pudo haber sido Francisca, pero no, la casualidad quiso que fuera Bruno!
Y ahora estaba frente a mí, tan cerca que podía sentir su cálido aliento sobre mi piel. Podía olerlo, podía sentir su excitación y ese deseo que su cuerpo desprendía con sus claras intenciones de desnudarme esa noche y meterme a su cama. Me quería devorar.
Sentir sus manos sobre mi cintura apretándome contra su cuerpo, sentir su entrepierna dura por las ganas de llenarse de mí, no hacían otra cosa que hacerme fantasear con el deseo que estab
