Mitzrael y Amenadiel han sentido la presencia de la chica nuevamente, es leve y casi imperceptible debido a que hasta hace algunos minutos se encontraba con Lucifer y la pútrida esencia del mismo camufla cualquier otra, la observan caminar por la ciudad sin un rumbo fijo; tras haber discutido con el pelinegro regresó al interior de la casa tan solo para poder tomar sus llaves y sus zapatillas y marcharse; Samuel apenas pudo saludarla y es que ella estaba frustrada y enojada, no quería hablar con nadie o descargaría todo lo que sentía con ese pobre ser como suele pasarle a todas las personas. — Parece agitada — comenta Amenadiel desde las alturas. — Creo que no estamos haciendo las cosas correctamente — Mitzrael suspira. — Debemos decirle la verdad, responder todas y cada una de s