CAPÍTULO VI-2

2038 Words

—Está bien, Milord. —Volveré tan pronto como pueda. En medio del silencio que sucedió a la marcha de Roger Bayford, Sedela, con indescriptible horror, comprendió lo que aquel desalmado pretendía hacer. La joven sabía que se encontraba en una cabaña de madera que, cuando Iván era niño, le habían construido los leñadores entre los árboles. Estaba hecha con troncos partidos por la mitad y tenía dos pequeñas ventanas, una a cada lado de la puerta, que estaban protegidas, con fuertes contraventanas, que se cerraban desde fuera. En cuanto a la puerta, tenía una buena cerradura de la que Iván guardaba orgulloso la llave. En la niñez y la adolescencia, aquélla había sido su fortaleza, un lugar completamente suyo. Era allí donde llevaba a sus amigos cuando volvía a casa en las vacaciones escol

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