CAPÍTULO IIEl Marqués de Windlesham llegó tarde a su casa. Eran más de las nueve de la noche cuando detuvo sus caballos frente a la puerta principal. Hanson lo recibió de forma respetuosa y con evidente placer. Poco antes mientras conducía el carruaje a través de sus tierras, el Marqués había pensado que era una tontería no haber vuelto antes. En realidad había tenido que atender solicitudes. Lo llamaba el Primer Ministro, lo llamaban del Ministerio de Guerra y, todavía con más persistencia, el Príncipe Regente. Era de todos, conocido que a Su Alteza Real le gustaba saber cuánto sucedía en el extranjero. El Marqués había pasado muchas horas en la Casa Carlton sin hacer otra cosa más que hablar. Había logrado fascinar al Príncipe con su relato de la Batalla de Waterloo. Lo entretuvo