Mikael sonrió en cuanto Scott se fue con los gemelos pero vio una ligera preocupación en el rostro del príncipe.
- Tranquilo, ellos no estarán en ningún peligro, nadie en el palacio le hace daño a los otros además de que Scott está con ellos.
- Me siento más tranquilo sabiendo eso aunque no me gusta que esa mujer ronde por los pasillos de su palacio.
- Recuerda hablarme sin formalidades y no puedo hacer nada con la amante del emperador pero tampoco tienen tantas libertades, no tiene ninguna dama de compañía y lo guardias no sirven a ella además de que si quiere comer tienen que preparase las cosas ella misma. Todos en el palacio tienen esas órdenes e incluso si no las tuvieran ellos mismo me dijeron que no la atenderían en nada. – le dijo Mikael con una sonrisa algo malévola.
- Deben de quererte mucho para tener una lealtad así contigo y me parece perfecto que esa mujer no tenga privilegios aquí, en otros reinos la hubieran tratado como una noble y eso me parece a mí una falta de respeto hacía la verdadera pareja de los emperadores, reyes, emperatrices.
- Me gusta tu manera de pensar Jackson, en este reino siempre serás bienvenido. Escribí la alianza hace unos días solo necesito cambiar algunas pequeñas cosas al igual que en el tratado de paz y después de eso podrás firmarlo. – le dijo Mikael mientras tomaba una de las plumas de su escritorio remojándola en tinta y comenzando a cambiar algunas cosas en los papeles frente a él mientras que Jackson solo lo veía de manera atenta.
- ¿Tú estás bien? – le preguntó Jackson después de unos minutos en silencio.
- ¿De qué hablas? – le respondió el castaño sin siquiera verlo.
- Acerca del rey y esa mujer, todo el mundo sabe acerca de su romance y puedo ver en tus ojos que lo amas o amaste.
Mikael miró al príncipe y trato de sonreír pero solo salió una mueca.
- Yo en realidad si lo ame con toda mi alma, llegó al palacio y me hizo muy feliz incluso pensé que sería el hombre que pasaría toda mi vida y tendría una familia. – una lágrima traicionera corrió por su mejilla – Pero creo que Rowan perdió el amor que alguna vez me tuvo y es por eso que ahora tienen a una amante.
Jackson se levantó, tomó la mano del castaño y lo obligó a levantarse, envolviendo entre sus brazos con fuerza.
- Esta bien llorar, él te lastimo porque eres una persona pura que le entrego todo, es un idiota por hacerte esto. – le dijo Jackson mientras sentía como su pecho se humedecía por las lágrimas del contrario.
Estuvieron un rato así hasta que Mikael se separó con los ojos ligeramente rojos e hinchados, Jackson sonrió con tristeza acariciando la mejilla del castaño.
- No dejes que un hombre así te vea de esta manera, él no merece nada de ti, es una escoria. Tú eres Mikael el emperador de este reino, eres alguien fuerte pero siempre que necesites desahogarte yo estoy para ti. – le dijo Jackson con una encantadora sonrisa.
- Gracias Jackson, no le digas a nadie de lo que sucedió.
- Será nuestro secreto.
- Bien, firmemos los papeles y después te daré un recorrido por el palacio. – le dijo Mikael mientras se volvía a sentar al igual que el rubio.
Jackson y Mikael firmaron ambos documentos oficiales donde se decía que ambos reinos eran aliados y había un tratado de paz de por medio, se firmaron dos documentos para que uno de ellos fuera mandado al rey Isaac para que supiera que había sucedido.
Cuando ambos terminaron se acercaron a la puerta pero antes de poder abrirla fue abierta por alguien más un chico de dieciséis años de cabello rubio castaño de ojos azules.
- ¡Mikael! ¿Cómo pudo ese idiota traer a esa perra? Tú mereces lo mejor y no tener a esa aquí. – dijo el pequeño haciendo un puchero que enterneció al castaño.
- Li, no seas tan exagerado ya tengo suficiente con todos en el palacio. A mí tampoco me agrada que Rowan tenga una amante pero no puedo hacer nada pero créeme que no por eso la acepto. – miró a Jackson – Él es mi hermanito menor Liam.
Liam es el tercer príncipe del reino, fue adoptado por Noah pocos meses antes de que muriera; fue un esclavo y rescatado por Mikael así que se volvió muy apegado al castaño y desde entonces vive en el palacio y es igual de amable con los demás como Mikael además de que lo admira mucho.
- Un gusto príncipe Liam, soy el príncipe Jackson del reino vecino.
- Mucho gusto Jackson, estoy seguro de que mi hermano ya te lo ha dicho pero no tienes que ser tan formal con nosotros.
- Es verdad, me acostumbraré pronto.
- Volviendo al tema no puedo creer que es imbécil hiciera algo así, es imperdonable. – dijo Liam frunciendo el ceño.
- Mejor dejemos eso atrás Li, no quiero que ellos sean parte de nuestras conversaciones, no tienen tanta importancia.
- Mikael tienen razón, él no merece ni ser mencionado. – comentó Jackson acariciando ligeramente la espalda del castaño como apoyo.
- Es verdad. – sonrió de una mera misteriosa y que le causo escalofríos a los mayores – Jordan está en camino junto con Peter.
- Estamos perdidos. – dijo Mikael viendo a Jackson que realmente no entendía mucho.
El primer príncipe junto con el consejero real regresaban y así el caos se desataría.