Mikael y Rowan

1080 Words
Mikael nació una noche hermosa bajo la luz de la luna, sus padres, los monarcas del reino estuvieron encantados con la llegada de su pequeña travesura, aquel pequeño que llenó sus días de felicidad. El pequeño príncipe creció siendo el más feliz, para sorpresa de muchos el príncipe era mucho más noble y sincero que sus padres, él siempre trataba a todos por igual, era amable y servicial con los otros a pesar de su rango pero no por eso era tonto, las personas que lo trataban mal eran cruelmente castigadas, el príncipe no se dejaba menospreciar por nadie. La felicidad del reino duró hasta que el príncipe Mikael tuvo 10 años ya que la emperatriz Claudia murió de un enfermedad dejando al rey y al príncipe completamente solos y aunque fueron tiempos difíciles el pequeño aprendió a levantarse y ser mejor persona. Cuando cumplió dieciséis años conoció a un joven noble, Rowan Stillblade, quien no solo era atractivo sino también amable y generoso, no pasó mucho tiempo para que ambos se enamorarán y después comprometieron. Así que cuando el príncipe cumplió diecinueve años y el rey falleció él se convirtió en el gobernador del reino junto con su marido. Para el príncipe su pueblo siempre fue lo más importante. Así que a sus veinticuatro años su pueblo era feliz y lo amaban porque siempre cuidaba de ellos con justicia y cariño. ………………………………………. Mikael se encontraba viendo de manera seria a su marido que estaba frente a él con un mujer de cabello castaño de ojos café abrazada a su torso. — ¿Y bien? — preguntó Mikael acomodándose sobre su trono sin apartar la mirada de esos dos. Mikael es el apodo que sus padres y hermanos le dieron al pequeño príncipe, ya que su nombre era bastante complicado de pronunciar para la mayoría de las personas así que lo facilitaron.  — Majestad, ella es Jennifer. Estaba herida y necesita a alguien que la cuide por eso quiero convertirla en mi concubina. — le dijo Rowan viendo a la mujer con cariño.  — ¿Eso es todo? — el azabache asintió — De acuerdo. — se levantó con gracia y se acercó a los amantes — Espero que estés tomando la decisión correcta cariño, nos vemos. Mikael salió de la sala con gracia y elegancia con su fiel servidor detrás de él, Scott, un caballero que ha cuidado del castaño desde niños convirtiéndose también en el mejor amigo del emperador.  — Quiero estar solo Scotty así que quédate fuera de mi habitación. — le dijo Mikael sin siquiera mirarlo. — Cómo ordenes. — le respondió el latino con una ligera reverencia. Una vez solo en su habitación el chico se dejó caer al suelo mientras las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas. Su corazón le dolía, él sí ama a Rowan con toda su alma y pensó que él también lo hacía pero ahora puede ver qué no es así. Le dolía demasiado y no es que lo monarcas no pudieran tener amantes pero para Mieczyslaw, Rowan era el único que merecía su amor, lo quería demasiado desde que lo conocía y de verdad llegó a pensar que Rowan lo amaba de la misma forma pero al parecer con los años el amor se desvaneció y ahora solo quedo el cascarón del hombre del que alguna vez se enamoró. Aunque su corazón se partiera en pedazos y doliera sabía que no podía hacer nada por alejar a esa mujer y debía de ser el emperador, no podía rebajarse a esos sentimientos, tenía que ser fuerte por su pueblo y el legado que sus amados padres habían dejado. Esa noche lloraría por el que alguna vez fue el amor de su vida pero al día siguiente le mostraría a todos porque él era el emperador y que nada ni nadie podía derrotarlo. …………………………………… A la mañana siguiente Mikael salió de su habitación vestido tan elegante como siempre y su sonrisa amable y calmada en su rostro. — ¿Listo? — le preguntó Scott con una sonrisa orgullosa. — Soy Mikael, el emperador, nací listo. Scott sonrió tranquilo, sabía que su mejor amigo necesitaría tiempo para recomponer y poner todas las piezas de su corazón de nuevo juntas pero él era fuerte y saldría adelante. - El príncipe Jackson llegó hace algunos minutos y espera por ustedes majestad. – le dijo Scott mientras caminaban a la sala del trono. El príncipe Jackson era el segundo heredero del reino vecino, ya que su hermano mayor era quien gobernaba, y quería establecer una amistad con los monarcas y crear un tratado de paz y una alianza así que se quedaría varios meses en el palacio. - Me gusta que sean puntales. ¿Rowan ya está ahí? - Si, el rey llegó un poco después que el príncipe Jackson. - ¿La mujer? - Como dicen las reglas ella no entró a la sala del trono. - Muy bien. Mientras caminaban a la sal del trono se encontraron con Jennifer, quien ahora usaba un hermoso vestido y su cabello estaba arreglado. - ¡Su majestad! – exclamó la mujer acercándose al castaño – Buenos días, me alegro de verlo. Ahora que vamos a estar juntos estoy muy emocionada, somos como hermanos. - ¿Crees que por ser la amante del rey puedes dirigirte así a su majestad? – le preguntó Scott de manera dura alzando una ceja – Ten más respeto por tu monarca, aprende tu lugar mujer. Mikael alzó su brazo frente a Scott y le sonrió a la mujer. - Cariño, lamento que Scott sea algo duro. Podemos llevarnos bien pero no somos hermanos porque seas la amante de mi marido. – acarició el cabello de la chica – Nos estaremos viendo. Mikael comenzó a avanzar y la sonrisa desapareció de su rostro volviéndose una mueca de asco mientras frotaba su mano contra su ropa. - Que mujer más asquerosa. – dijo Mikael con asco. - En eso tienes toda la razón. Al llegar a la sala del trono se encontraron con un hombre de cabello rubio de ojos azules acompañado por dos chicos idénticos. - Su majestad. – dijo el rubio haciendo una reverencia al igual que los otros dos. - Príncipe Jackson Dawnless. Jackson se acercó, arrodillándose frente al castaño, tomó su mano y beso su dorso con gentileza. - Es un placer conocerlo. – le dijo Jackson con una sonrisa delicada y orgullosa demostrando la nobleza en él.
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