La noche envolvía Nueva York en una oscuridad opresiva mientras Leonardo lideraba a sus hermanos en su patrulla rutinaria. Los edificios en ruinas eran testigos mudos del caos que la bomba había desencadenado.
En medio de la penumbra, Leonardo, concentrado en sus pensamientos, fue interrumpido por un sonido de combate cercano. Al acercarse, descubrió a Karai y Shinigami enfrentándose a los ninjas del Destructor.
**Leonardo:** Karai, ¿qué estás haciendo aquí?
**Karai:** (esbozando una sonrisa astuta) Leo, parece que nuestros caminos se cruzan de nuevo.
**Shinigami:** (mientras golpea a un ninja del Destructor) No esperábamos tu ayuda, pero siempre es bienvenida.
Leonardo, con su espada desenvainada, se unió a la refriega, luchando junto a Karai y Shinigami contra los secuaces del Destructor.
**Leonardo:** No sé qué juego estás jugando, Karai, pero no toleraré más caos en esta ciudad.
**Karai:** (parando un ataque con destreza) Mis intereses coinciden contigo por ahora, Leonardo. El Destructor se ha vuelto demasiado ambicioso.
La danza mortal continuó mientras los cuatro guerreros se enfrentaban a la amenaza común. Entre golpes y patadas, emergió un frágil entendimiento entre los antiguos rivales.
**Shinigami:** (lanzando shurikens) ¿Podemos confiar en que no nos atacarán por la espalda?
**Leonardo:** Por ahora, estamos en el mismo bando. Pero después de esta pelea, no garantizo nada.
Juntos, las extrañas alianzas se formaron en medio de la oscuridad postapocalíptica, marcando el comienzo de una nueva y complicada era para las Tortugas y sus aliados.