Vicenzo Finalizo el entrenamiento del día de hoy, viendo cómo mis aprendices terminan exhaustos, tirados al lado de la piscina, recuperando el aire perdido. Algunos todavía están vomitando agua. Simplemente les amarré anclas a los tobillos y los tiré al agua. No sé por qué están haciendo tanto show si es una piscina de apenas dos metros. En los entrenamientos de la Legión, nos hacían hundirnos en el profundo océano, en el corazón del polo norte. Sí. Nos metían en el agua helada para ver quién resistía como un verdadero legionario. Esa era una de las últimas pruebas para poder ser llamado “legionario”. Pero, aunque mis muchachos resultaron vomitando agua, al menos no se ahogaron. Ya se están acostumbrando poco a poco a mis métodos de enseñanza. Ya finalizado mi horario laboral, voy