Marcela Llego a la oficina para iniciar un nuevo día laboral, y veo que sobre mi escritorio hay un gran ramo de flores amarillas con una caja de chocolates. Sonrío como una tonta, imaginándome quién me las envió. Me siento y ojeo la notita que traen las flores. Para mi abogada favorita. Te quiere y te desea mucho, Vicenzo. Huelo los tulipanes y me siento como la mujer más amada del mundo. Es increíble que ese hombre, aparentemente amargado y sin sentimientos, resulte ser el más tierno de todos y me haga sentir tantas cosas. Saco mi celular y le escribo a Vinz, dándole el saludo de buenos días y agradeciéndole por mis anheladas flores amarillas. Laura ingresa a la oficina junto a Rafa, ambos teniendo en sus manos unas revistas que al parecer acabaron de comprar en una caseta