Amor y Odio al Guardaespaldas

Capitulo 4

Capitulo 4

Víctor

¿Virgen? Me llamó virgen…

-¡estás loco, quieres matarnos!- la princesa me da un manotazo furiosa. Su cartera esta en el suelo e intenta tomarla. Pero mientras mas se agacha su falda se sube más.

Me quito el cinturón y me agacho a tomar su bolcito de mano. Mi mano sin querer toca su pierna. Dejo el objeto en sus manos y nuevamente arranco. Llevo mis manos a mi chaqueta y toco lo que le robé al idiota de Raúl hace un momento.

-gracias- necesito sepárame de esta chica.

-¿por qué me llamaste virgen?- recuerdo lo que hice con Linda en el departamento y mi mente se nubla por un momento.

-y no lo eres. Jamás te he visto una novia o alguna chica. Es mas que obvio que eres un virgen- quisiera reírme en su cara por sus estúpidas conclusiones, pero decido dejarla cacarear.

-me dice que por que no me has visto con una chica y no tengo una novia eso me hace un virgen- ella asiente con mis palabras. Mi relación con su amiguita lleva poco. Ante el mundo no nos dirigimos la palabra, pero a solas aquellas palabras sobran. Miro a la hija del Diablo comenzar a darme razones por las que soy un virgen y la dejo seguir.

-existen muchos lugares en donde los hombres resuelven ese problemita y listo- me habla de bar de para hombres. Como LUJURIA el bar que maneja su padre y que ella tiene la menor duda de lo que es.

-no me gustaría perder mi virginidad con una mujer al azar- muerdo mi labio y mi vista se fija en el camino.

-o puedes hacerlo con alguna amiga. Ya sabes con alguien que tenga experiencia- creo que se está tomando en serio sobre lo de mi

-no tengo amigas- respondo sin importancia. Bueno es verdad. Como tomo clases en línea pocas veces visito la universidad. Todo el día la paso cuidándole el culo a hija del Diablo. Mi tiempo para socializar es poco. La única mujer con la que he entablado una conversación es con mi prima Lisi. La que poco he visitado. El señor Lewis la tiene estudiando en un colegio de mujeres. El mismo se encarga de llevarla y traerla. He tenido un par de conversaciones con ella. Es una niña tierna y dulce. Alan el mayor ayuda a su padre en los negocios.

Tía Bella cada vez tiene uno que otro emprendimiento. Quiso tener una pastelería, pero cerró en menos de un mes. Luego quiso organizar fiestas y confundió las temáticas. Una boda la convirtió en una despedida de soltera y una despedida de soltera en un velorio. En fin, Tía Bella es el dolor de cabeza de su esposo.

-entonces puedes conseguir experiencia de alguien a quien tengas confianza- vuelvo a la conversación que tengo con Alexa.

-deja mi virginidad tranquila Princesa. Yo me encargaré de perderla cuando quiera. A menos que tú me quieres ayudar en ello- me burlo. No recibo algo contradictorio de su parte. Llegamos a su casa hoy perdió sus clases en la universidad. Se baja del coche y como siempre deja su bolso dentro.

Como siempre Víctor Brown debe ir a dejar el bolso a la niña malcriada. Subo las escaleras y me adentro a la habitación de Alexa. Está sentada en su cama. Esta vez no me grita por entrar sin tocar la puerta.

-como siempre dejo esto aquí y me voy- levanto la mano en señal de tregua.

-yo podría enseñarte- sus palabras hace que me detenga de golpe. Me volteo y el cuerpo de ella está frente a mí. Es tan pequeña que apenas me llega al hombro.

-no estoy para juegos Princesa- no hay una pisca de burla en sus labios.

Toma mi mano y las une a la suya. Su otra mano toca mi pecho. La mano que tiene unida a la mía la conduce a su cintura. Mis dedos tocan la piel fría de su cuerpo.

-quien dice que estoy jugando- parece decidida con lo que dice.

-Alexa… no creo que..-

-¿alguna vez haz tocado el cuerpo de una mujer?- mi mano presiona un poco su cintura.

-dime Víctor- ella misma baja mi mano un poco mas y casi puedo tocar su trasero.

-alguna vez has pensado en mi- se pone de puntillas e intenta tomar mis labios. Mi mano baja mas y toco la separación de trasero. Mis dedos piñizcan aquel lugar y un gemido escapa de los labios de la hija de mi jefe..

me separo un poco de ella. No puedo hacerle esto a Alessandro, ha sido como un padre para mí. No puedo acostarme con su hija. Su única hija.

-No. Nunca lo he hecho Alexa. Jamás he pensado en ti de esta forma- llevo mi mano a mi bolsillo y entrego la prenda y la pongo en sus manos.

-que esto no se repita Alexa. Soy solo un empleado- me alejo de la mujer y bajo las escaleras y en el camino me encuentro a Alessandro.

-¿Víctor? ¿Estabas en la habitación de mi hija?-

-si. Señor. Ella dejó su bolso en el auto y lo entregué- quiero que mis palabras suenen sinceras. No se puede enterar que hace menos de 30 segundos le toqué el trasero a su hija.

-hablaste con su noviecillo- asiento.

-prometió no acercarse a ella. Tomó el dinero- Alessandro se cruzó de brazos.

-bien. No quiero que ningún bastardo ande con mi hija y peor Santo- asiento. ¿bastardo?

-entiendo señor-

-puedes tomarte el día. Mi hija no saldrá de casa. Si Arturo está con Tamara hazlo venir de inmediato- asiento. La señora Alda se coloca junto a su esposo y la expresión de enojo que tenia hace un momento desaparece.

-ya te vas Víctor- Alessandro la toma de la cintura.

-Si señora-

-No me digas Señor. Dime solo Alda- miro a mi jefe y este me fulmina con la mirada. Mirando esta pareja es inusual. La Señora Alda es ternura y amabilidad y su esposo es Frio, despiadado y rencoroso. No tienen nada en común pero aun así se complementan.

-entiendo. Me retiro- estoy por salir del lugar y escucho el sonido de unos pasos.

-tú- Alexa baja las escaleras. No parece contenta al contrario creo que retrocedimos dos pasos en nuestra relación- llévate tu chaqueta- me la avienta casi encima y se va.

Respiro profundo y salgo del lugar. Este día ha sido demasiado largo. Llegando a casa solo me espera mis clases. Mi celular suena y recibo un mensaje de Linda. Como siempre me invita a desahogarnos ambos de nuestro peso.

Acepto la invitación y me encamino a verla.

La imagen de hace un momento viene a mi memoria. Miro mi mano y recuerdo en donde estuvo hace un momento.

-Princesa…-