CAPÍTULO I - REUNIÓN

2335 Words
TRECE AÑOS ANTES Darren y Cecil Solid exploraron todas las opciones posibles, desde especialistas en fertilidad hasta médicos brujos y chamanes, pero la conclusión fue siempre la misma: la posibilidad de tener un hijo biológico era inalcanzable. Esta noticia se convirtió en una sombra persistente en el corazón de la pareja. Tras reflexiones profundas, tomaron la decisión de embarcarse en el proceso de adopción. Cumplieron meticulosamente con los requisitos establecidos por el Estado de California a través del orfanato de San Lorenzo. A pesar de que inicialmente buscaban adoptar un bebé, sus vidas tomaron un giro inesperado cuando se encontraron con Lita, una encantadora niña de ocho años que les robó el corazón. TIEMPO PRESENTE LITA Una incómoda sensación se ha alojado en mi pecho desde la madrugada y no me deja en paz. No estoy segura de qué siento: ¿angustia?, ¿ansiedad?, ¿zozobra?, ¿emoción? Pero, ¿por qué? ¿De qué se trata? Tal vez es el saber que estoy a vísperas de cumplir mis tan esperados 21 años. ¡Qué extraño pensamiento! Al fin de cuentas, ¿qué puede hacerlo diferente a mis cumpleaños anteriores? Asomarme a la terraza para contemplar el amanecer con una taza humeante de café entre mis manos, se ha convertido en una pequeña pero significativa rutina, que me ayuda a prepararme para enfrentar el ajetreo de mi día. Soy la gerente de Operaciones en TALENTOS SOLID, una prestigiosa productora musical en la vibrante ciudad de Los Ángeles. Alcanzar mi posición en la imponente oficina del piso 16 representa el resultado de un esfuerzo que, aunque no necesariamente me brinda felicidad, sí me ofrece la ilusión de tener un propósito. —¿Alguna otra cosa señorita Solid? —pregunta mi asistente, mientras toma notas. —Solo una cosa más Daniel —digo sin levantar la vista del ordenador —sube a la nube la lista de canciones aprobadas. Ya le confirmé a Jorge la relación de los artistas emergentes, así que cuadra con él las citas para poder conocerlos —respiro pesadamente y cerro los ojos —nada más por el momento. Son las dos de la tarde y mi asistente está llevando a cabo mis indicaciones cuando un carraspeo llama mi atención, provocándome una sonrisa discreta. —Considero que almorzar es una sana tradición que no debería perderse. —Hola Emy —digo, ocultando mi sonrisa tras la pantalla del ordenador —en mis tiempos, saludar también era considerada una sana tradición —no puedo evitar rematar con este comentario. —Necesidades primarias querida —Pone sus ojos en blanco y luego afirma —con hambre nadie sigue protocolos. —No hay forma de pelear contra esa lógica —dejo alegremente mi trabajo a un lado. Ella es mi mejor amiga pese a nuestra gran diferencia de edad, creo que está algo loca, pero quizás eso es lo que la hace especial. Prácticamente no salía a divertirme antes de conocer a Emily, mi mundo, se centraba en defender mi posición y compartir con mis padres. Aunque aún no soy una apasionada de las grandes salidas, puedo afirmar que mi vida ahora tiene mucho más color. En definitiva, merezco terminar la semana riendo un poco, así que, por supuesto, saldremos a celebrar. Después de todo, he reservado el resto del día para ello. —Deberíamos celebrar también mañana —Esas palabras salen de los labios de Emily mientras almorzamos —tu cumpleaños es mañana, es fin de semana, deberíamos alocarnos, ir a Las Vegas, encontrar un par de hombres apuestos en un casino y casarnos con ellos en esas capillas para que nos case Elvis, despertar con una súper resaca y una caja llena de vasos con la foto del matrimonio y así, si sería un fin de semana memorable, ¿Qué opinas de mi idea Lita? Enserio que mirar tanta tv en la adolescencia te hace pensar cosas muy locas, sonrío nuevamente y no puedo evitar levantar una ceja. —No es por ser aguafiestas, pero primero, ya sabes que no puedo, tengo compromisos con mis padres mañana, aburrida y todo pero mis padres ya armaron una reunión en el Club y también debes asistir; segundo ¿si sabes que esas bodas son reales verdad? —es muy cómica la cara que pone, abre mucho la boca sin emitir sonido, mientras entrecierra los ojos y luego refuta. —No es cierto, yo hice una de esas bodas en mi cumpleaños 21, bajo esa lógica llevo como 10 años de casada —dice restando importancia al asunto. Dejo caer sonoramente el tenedor sobre el plato y el cuchillo al piso. No entiendo como alguien puede ser tan despreocupado. — ¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉ? — No puedo evitar alzar la voz. —¿Señorita hay algún problemas? —un mesero se acerca y me mira con cara de consternación. Creo que hablé demasiado fuerte, pues muchas personas dejaron de comer para mirar en nuestra dirección. —Todo está bien, pero necesitaré reemplazar estos cubiertos —Sonrío amablemente y observo al mesero retirarse. — Para tu tranquilidad y no la mía —habla y sé que es tratando de convencerse a ella misma —llamaré en este momento a un primo que es abogado y el me confirmará que no necesito un divorcio —luego se toma de un solo sorbo la copa de vino que está frente a ella y procede a efectuar la llamada. Mientras avanza la llamada y las expresiones en el rostro de Emily varían dramáticamente, procedo a descargar algunas de las canciones de hoy al celular. —No preguntes —me señala con el dedo para luego proseguir tras colgar la llamada —Bueno no iremos a Las Vegas pero esta si es noche de discoteca —esboza una gran sonrisa agregando un cómico y rápido movimiento de hombros. ═══════. ❀~✿ .═ Gastamos como hora y media para arreglarnos. Estoy realmente satisfecha con mi imagen luego que Emily me prestara uno de sus vestidos y desechara sin miramientos mi elección de ropa. ¡y valió la pena! Este vestido realmente resalta mis atributos. Al llegar a la discoteca me siento observada, claro que ahora que lo pienso no todas las miradas pueden ser para mí, Emily luce despampanante, no tengo ni idea en donde oculta sus 31 años. Ingresamos rápidamente al lugar, pues a pesar que hay fila, todos los lugares buenos de la ciudad, tienen orden de dejarnos entrar y ofrecernos un espacio en la zona VIP, esa es una de las muchas ventajas que tiene mi cargo. El Club Cicada, es un rincón mágico en el cual las preferencias y el estado de ánimo son la brújula de la noche. Ya sea sumergiéndote en la energía del bar, entregándote al ritmo vibrante de la discoteca o dejándote envolver por la atmósfera roquera, este lugar es simplemente genial. En nuestra travesía por este oasis de opciones, decidimos hacer una breve parada en la barra del bar. Un rincón de gusto exquisito, con una majestuosa barra de madera y cómodos butacos altos y acolchados que te invitan a disfrutar con estilo. Emily ordena nuestras bebidas y me habla muy animadamente, mientras esperamos la llegada de nuestros acompañantes. Bruno Ekan, es el amor de la vida de Emily, nunca la había visto tan apegada a un hombre, ¡y vaya que si le llueven hombres! Veinte minutos después llega Bruno con su amigo, el cual, según Emily, estaba loco por conocerme....como no. Se saludaron con un gran beso y creo que se olvidaron del mundo, pues tanto el acompañante de Bruno, como yo, quedamos mirando la escena por más tiempo del normal. —cof, cof, cof —el sonido de tos evidentemente falsa llama mi atención y la de la pareja, haciendo que todos volteemos a mirar al hombre alto y de sonrisa perfecta que aparece detrás de Bruno —Hola Emily —la abraza con mucha familiaridad. —ja ja ja, hola Brian —lo saluda Emily con la mirada apenada —Te presento a Lita, mi mejor amiga —pone su mano en mis hombros para usarme de escudo a su vergüenza. —Mucho gusto, soy Brian, amigo de Bruno desde la universidad, tenía muchas ganas de conocerte —luego mira hacia la pareja —AUNQUE CASI ME TOCA PRESENTARME SOLO —ante el comentario todos soltamos una pequeña risa. Brian es arquitecto y un gran conversador. El plan era que ellos nos recogieran en el apartamento de Emily, pero su vuelo se atrasó por lo cual preferimos llegar antes y esperarlos. La noche transcurre entre risas y baile. Realmente está siendo una gran noche y es una gran sorpresa, cuando de la nada, llegan tres meseras con una torta de cumpleaños, globos y un gran oso de peluche....en serio un oso de peluche para mí, a mi edad , no puedo creerlo, cursi, pero lindo. Me cantan el feliz cumpleaños, apago la vela del pastel tras pedir mi deseo y comemos torta, es genial. No me pasan desapercibidas las miradas de Brian. Está siendo divertido, tiene una facilidad increíble para hacerme sentir cómoda y casi sin darme cuenta me está cogiendo la mano. Obvio ya nos hemos tocado, hemos bailado y es imposible no abrazar de vez en cuando a la otra persona cuando bailas y hablarle al oído, pero en este momento no hay una razón aparente para el contacto tan cercano, por lo cual decido romper el contacto excusándome para ir al tocador. No es que me disguste su toque, el chico es más alto que yo, lindo, no es un idiota, es divertido, elocuente y trabajador...estoy en este momento pensando al respecto, cuando soy emboscada por una muy feliz Emily, quien me atafaga con preguntas sobre Brian. ¿Qué puedo decirle? Por el momento digamos que el chico pasa y con creces varios de mis filtros, pero como siempre, tengo esa extraña sensación en mi pecho que me dice que él no es el indicado. —Tu como siempre amiga, dale una oportunidad —dice poniendo ojos de perrito triste —es un gran chico, además Bruno y yo habíamos planeado la torta y las bombas, mira que aún no sabemos de dónde consiguió Brian que le trajeran un peluche de ese tamaño a esta hora. El argumento de Emily tiene peso, posiblemente el problema soy yo y mis complejos y si no lo intento siempre sentiré que no es el indicado. —Sabes que Emily, tienes razón, disfrutaré este momento y digamos que...disfrutaré un poco a Brian, pero solo un poco —los ojos de mi amiga brillan. —Así se habla amiga —y me abraza emocionada mientras hace el amague de saltar tratando de llevarme con ella. — ja ja ja ja, ahora debo volver a la mesa — digo mientras me escabullo de su abrazo —y tu entra al baño y vuelve rápido también —afirmo mientras salgo del lugar. —¿tienes nervios? Tranquila, no creo que Brian muerda a menos que quieras —escucho que grita Emily entre carcajadas mientras ingresa al baño. De camino a la mesa siento como varias miradas me recorren y luego un chico con sonrisa coqueta me intercepta. — Hola preciosa — y me mira con ojos de lujuria — ¿bailamos? — Disculpa, tengo compañía —señalo en dirección a la mesa desde donde se alcanza a distinguir las siluetas de Brian y Bruno. — ¿segura? — y hace el amague de acercarse. — Muy segura — respondo ante la mirada atónita del desagradable sujeto y reanudo mi trayecto a la mesa que ahora ocupamos en la zona de disco. Se que suena extraño, pero siento que puedo detectar las intenciones de la gente y ese sujeto no me gusta, no tiene nada que ver con su físico, es una mezcla entre su olor y su lenguaje corporal lo que me genera desconfianza. —Demoraste mucho, pensé en ir a buscarte —dice Brian una vez que me acomodo en la mesa. — ¿te preocupaste por mí? —abrazo a mi super oso de peluche y veo como llega Emily y arrastra a Bruno a la pista de baile (o eso quiero suponer, pero en definitiva salen de mi rango de visión). — Claro que sí —lo dice como si fuera lo más obvio —eres una mujer hermosa, lista, fuerte e inesperadamente tierna en un lugar lleno de lobos hambrientos y ebrios. — ¿inesperadamente tierna eh? —musito entre divertida y apenada —¿Qué tipo de imagen tengo? —La verdad había escuchado tanto de ti que tenía mucha curiosidad por conocer a la chica prodigio —me mira como si dudara en si debía decir lo siguiente . — ¿y? — lo animo a continuar. — y resultaste ser una agradable sorpresa —contesta con simpleza. Frente a nosotros hay una pareja muy acaramelada, así que considero algo gracioso tapar los ojos del oso. Parece que ese pequeño acto, genera la oportunidad que Brian lleva rato esperando, pues tras seguir la dirección de mi mirada y comprender el motivo de mi tonta acción, hace algo que no espero. Se inclina hacia mí, poniendo sus manos a mis costados y me besa suavemente, casi como si fuera una caricia. Sus labios se sienten tan suaves y cálidos, que estoy segura habrían alterado el corazón de cualquier mujer. —Hace rato quería hacer eso, pero el oso me estaba mirando —comenta Brian con una sonrisa juguetona en sus labios. Cada fibra de mi cuerpo me grita que eso está mal, que ese no es el beso que esperaba, me congelo, posiblemente mi cara esté roja y espero que la baja iluminación del lugar me ayude a ocultarlo. De pronto una extraña luz tiñe todo de blanco y puedo sentir, como mi cuerpo se eleva mientras la luz me atraviesa y una sensación de deja vu me invade. ¿Acaso ya es hora de regresar? Pienso sin saber porqué.
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