Un extraño resquemor se había situado en el pecho de Amber, aquella era una sensación que jamás había experimentado, Alexander sujetaba sus dedos con delicadeza, sin embargo, su mirada era feroz, la miraba de una forma en la que nadie lo había hecho antes y el tono ronco de su voz desbordaba una sensualidad que Amber no había escuchado jamás. Amber tragó saliva y se preguntó si aquello era en serio. —¿Es una broma verdad? — cuestionó ella. Le parecía increíble lo que estaba escuchando, no conocía a Alexander, hasta hace unos minutos estaban hablando del proyecto y de la nada, se encontraba con un hombre que había cambiado por completo el tema y parecía insinuarse descaradamente. —No lo es— respondió él sin demorar–, jamás bromearía con algo así— concluyó de forma clara, sin titubeos y