Amber se encontraba en su habitación, la noche anterior no había dormido bien por pensar en lo que Aurora le había dicho, cada palabra había quedado grabada en su mente y se dijo firmemente que no permitiría que todo aquello fuese en vano. Amber se asomó por el ventanal de su recamara y confirmó que el día comenzaba, los rayos de sol la cegaron por un instante y entonces tuvo que cubrir con su palma sus ojos, cerró la cortina y comenzó con la rutina de su día a día. Esta consistía en tomar una ducha, arreglar su cabello y alistarse para posiblemente desayunar algo antes de salir a trabajar. Aunque ese día tenía más tiempo, la junta con Wallas se llevaría a cabo a las doce del día, ella y Alexander le mostrarían su nuevo proyecto y él hombre decidiría si este era o no de su agrado. Amber