EL INICIO AL DESASTRE

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Mientras pasaban los días los reyes se veían muy enamorados, pero tenían que enfrentar juntos un reto. Agradar al pueblo entero. Cuando la princesa Sandra se despertaba, una mucama tocó la puerta y le hizo un anuncio, Mi señora, su alteza el Principe Julio la está esperando en el salón principal, Sandra no sabía quién era y por qué la buscaba a ella Se apresuró a vestirse y salió corriendo de la recámara, buscando en casa pequeño salón a su esposo, pero no lo encontró en ningún lado, así que pidió que lo buscarán y le dijeran que lo estaba buscando. Al llegar al gran salón, encontró en uno de los sillones a un hombre joven, parecido, de porte delgado, que al verla se quedo solo viendola, hasta que ella menciono: Su majestad el rey Francisco no se encuentra, pero digame en que puedo ayudarle. El principe Julio, la miro y solo sonrió diciendo, no lo he venido a buscar a el sino a usted mi reina, verá me comentaron que mi primo Miguel se casó pero no aviso a nadie. Me han enviado a darles nuestros saludos y bienvenida a nuestra familia, pero si no hay inconveniente me quedaré un mes para confirmar que usted quede embarazada y así poder asegurar la nobleza de nuestro reino. Mientras el principe Julio hablaba, la princesa Sandra no sabía que decir y solo se preguntaba por qué el rey Miguel noble había hablado de su familia. Cuando escucho que terminó de hablar, le dijo, con mucho gusto lo recibiremos y le daremos estancia, le pediré a una de las mucamas que le arregle ahora mismo una recamara para que pueda estar cómodo y lo esperamos a la hora de la comida. Ella intento ser lo más amable posible y tocó una campana que atrajo a una mucama, le dió la orden y acompaño al príncipe a las escaleras del castillo. Lo que no sabía la princesa Sandra era que todo lo que había dicho aquel príncipe estaba mal, a lo que realmente estaba ahí, era para asegurar que el trono se le heredará a el, y así quitar de enmedio a su primo, que tanto odiaba. El principe Julio al llegar a la habitación, pidió que nadie lo molestará, abrió su maletero y saco un traje hermoso, lleno de hilos de oro y seda pura, lo acomodo en un perchero, se puso unos guantes y lo empezó a rocear con un líquido parecido a un perfume. dejando solo las mangas y el cuello sin el líquido, al terminar lo saco por la ventana y dejo que se impregnara toda la tarde. Después se baño y bajo al comedor dejando escapar un pequeño suspiro
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