ASHER. —Salgan, chicos —ordenó mi papá a mis hermanos—. Vamos a hablar con su hermano. Y si los atrapo escuchando, habrá consecuencias. Sí, estoy hablando con ustedes, Camille y Hane. Camille evadió su mirada, pero los tres salieron sin otra opción, pues mi papá se quedó varios segundos asegurándose que todos ellos subían las escaleras, muy lejos de nosotros. —Estaba muy preocupada por ti, Ash —empezó mamá—. Te hemos estado buscando como locos. —No llamaste ni a tus hermanos, Asher. Fuiste muy irresponsable y desconsiderado. —Lo siento —dije—. Yo… no sabía si volver aquí. — ¿Por qué no ibas a volver? —preguntó mi mamá, triste—. Esta es tu casa. —Ash, lo que escuchaste fue un simple malentendido. Escuchaste mal y no pudimos explicarlo, pero no importa. Mi papá ya no me estaba grit