Han pasado algunos días, Ángel continúa sus terapias con esmero. Se esfuerza lo suficiente para volver pronto a sus actividades, termina su terapia mañanera y se da velozmente un baño. Al cabo rato sale, con su cuerpo desnudo, solo lo cubría perfectamente la toalla. Ángel tiene un cuerpo de infarto que enloquecería a cualquier mujer, es tan apuesto, tan seductor y excitante. Es el delirio de muchas. También es demoniacamente apasionado, no puede estar sin compañía femenina. Llama en seguida a Ellie una joven empleada de servicio, quien es lo suficientemente atractiva para pasar el rato. Ángel no se anda con miramientos a la hora de saciar sus instintos. Grita su nombre arriba de la escalera inmediatamente: —Ellie—estaba haciendo el quehacer en la sala, asienta rápidamente a su llamado: