Bella —No vas a morir— Gruño— De eso me encargo yo. Habíamos caído sobre el brillante y reluciente césped. Mi visión comenzó a fallar, mi corazón bombeada con rapidez por el hecho de haber corrido, y podía sentir la sangre escapar por mis brazos— No te dejaré morir— Susurro furioso, sacándose su camisa , la rasgo , y uso la tela para enredarla sobre mis antebrazos y hacer un fuerte nudo. —Tu no decides quien vive o quien muere— Me burle en su cara, al verlo tan desesperado y lleno de preocupación. Quien lo diría, el gran Alec Westerman al final si tenía emociones. —Cállate— Ladró, cargándome, aprovechando la cercanía, lo tome del cuello y apreté con la poca fuerza que me quedaba. —Voy a morir y no podrás hacer nada— Murmure con satisfacción — Literalmente me estoy desangrando. So