Estamos en el restaurante, no puedo creer aún que Noah haya sido capaz de pedirme ser novios, la verdad estoy que no caigo de la dicha me siento sumamente feliz, el hecho de que en realidad sin pensarlo me haya enamorado de un profesor, de alguien que nunca me imaginé. Eso la verdad no estaba en mis planes. Le doy un beso profundo, de esos que te quitan el aliento. No me fijo que estoy sentada en sus piernas, hasta que él aprieta mis muslos, el mesero carraspea con su garganta, me río por lo bajo, y me ubico nuevamente en la silla y pedimos dos tacos, un par de cervezas. Comimos con miradas de complicidad, de un lado a otro, que más podía pedir, un hombre frente a mi que al parecer me quiere por encima de todo, que es bastante cariñoso y pasional. Al terminar de comer salimos, nos tomamos