Rachel fingió una sonrisa frente a todos los invitados de la que era, irónicamente, su propia fiesta de cumpleaños. Por supuesto, todo era planeado por su padre y su madrastra Vicky. En el enorme salón no había más que amigos de su padre y Vicky. Personas que a ella no le agradaban y, estaba segura, que ella tampoco le agradaba a ninguno de ellos. Pero eso no le importaba a Charles McDaniels, todo para él era un espectáculo, sólo eso. Poco importaba que Rachel no deseara estar allí. Dios, gracias a todos los cielos mañana se largaría de allí. Al final, su padre había aceptado darle el dinero para que ella hiciera los viajes que quería. Empezaría por Sur América, en Perú, Machu Picchu exactamente. Después, no estaba segura, pero creía que podía ir al país azteca, México. Tal vez, de allí