Cuando West bajó a desayunar esa mañana, se encontró con que Rachel no era capaz ni de mirarlo a los ojos. De nuevo, era obvio que se arrepentía de lo que había sucedido la noche anterior. Un sentimiento de enojo debido a su rechazo le inyectó fuego en las venas.
¿Qué había sido para ella? ¿Un revolcón más? ¿Una distracción? ¿Un juego? ¿Tan poco significaba él para ella?
No lo sabía, pero si de algo estaba seguro West, era que ya había acabado. No iba a ser su juguete, no seguiría suspirando por alguien para quien no significaba nada. Joder, odiaba ese sentimiento. El sentimiento de rechazo, de no ser suficiente para ella. Odiaba que ella no lo quisiera cuando él la quería tanto.
Le hacía daño, maldición. Su rechazo sólo revivía heridas que llevaba desde niño. Y no lo soportaba, no sopo
