Me miro al espejo del baño que está dentro de mi oficina, y no puedo creer que me esté vistiendo de esta manera. Minifalda color negra, un top blanco que se ajusta extremadamente a mi figura y con un escote que tiene como principal objetivo distraerlo, y botas hasta la rodilla. Llevo mi cabello en una trenza y un maquillaje que se aleja de quien soy, aunque en realidad, frente a este espejo no veo nada de mí. Sé muy bien cuál es mi objetivo de hoy y solo por eso he aceptado ponerme esta ropa que me ha traído uno de sus hombres. No quiero llorar, no quiero ser débil, le debo esto a mi padre, a mi madre… a mí. Inhalo y exhalo una y otra vez mientras me doy las fuerzas que necesito para esto, cuando de repente escucho que alguien entra a mi oficina sin siquiera llamar a la puerta. Rápida