Capítulo 2

1207 Words
Megan pateó el balón furiosa, había pasado la tarde intentando encestar aunque sea una sola vez, pero la pelota no caía ni cerca de la canasta. —¿Qué pasa, estrellita? —le preguntó Alex a la pequeña niña. —No sirvo para esto, es inutil. —Eso no es cierto —respondió el chico —. Solo ha pasado una tarde, aprenderás. —He hecho más de veinte tiros y no he logrado ninguno. —Megan arrugó su nariz molesta. Alex sonrió al verla, era como un pequeño felino, demasiado adorable, tomó el balón, se acercó y se colocó de cuclillas para quedar frente a ella, el gris de sus ojos se veía aún más con la luz del sol. —Sabías que cuando Thomas Edison inventó la bombilla realizó más de mil intentos —explicó —. Uno de sus discípulos le preguntó por qué persistía, si todo era un fracaso, ¿sabes qué respondió? —¿Qué? —No han sido fracasos, he conseguido conocer mil formas de cómo no hacer una bombilla —contestó —. Aprendemos de nuestros fracasos y ahora tú sabes veinte formas de cómo no lanzar la pelota, ven aquí. —Alex le señaló una de las líneas, le dio el balón y le fue explicando la posición que debía tomar —. ¿Estás lista? —Si. —Lanzala. Alex la levantó en sus brazos y ella lanzó la pelota, cayó dentro de la canasta y la niña gritó de emoción. —¡Anoté! ¡Anoté! —Ves que si podías —sonrió Alex al bajarla. —¡Mamá! —gritó corriendo afuera de la cancha —. ¡Anoté! ¡Lo viste! … —Mamá… —Aquí estoy, Bubú. Sentí unas manos sobre mi rostro y abrí los ojos, tenía la boca seca, me dolía la cabeza, estaba confundida por el sueño que acababa de tener... No, eso no era un sueño, recuerdo ese día. —Mamá, ¿dónde…? —Estás en el hospital, te hicieron una cirugía, el médico dijo que fue una emergencia, no hables mucho. Aclaré mi garganta y me levanté, con mamá lo último que quería, era qué pensará que seguía siendo una niña, me había costado mucho salir de esa sobreprotección. —No te levantes. —Me siento bien —mencioné —. Solo quiero un poco de agua. —Yo te la doy —me detuvo, ella tomó el vaso y lo llenó para darmelo —. El médico pasó varias veces a verte, ha estado pendiente de ti. —¿Dónde está Ro? —Tenía trabajo. —¿Y tú no? —cuestioné. —No te voy a dejar aquí sola. —Pero esas personas te necesitan, apenas si estás tú en esa oficina. Mamá es abogada, trabaja en un centro jurídico de ayuda para las personas de escasos recursos donde apenas recibe un sueldo, Ro ha intentado convencerla por años de que trabaje en su bufete, pero eso no pasará, ella no lo hace por dinero. —¿Y Alex? —pregunté. —Tenía entrenamiento, no quería ir, pero ya sabes, solo estaría aquí viéndote dormir —hizo una mueca —. Las chicas del equipo y la entrenadora se fueron, quiero decir que las sacaron, había demasiadas personas en el lugar. —Bien —suspiré. —Casi lo olvido, llamé a Louis, estaba preocupado, pero le expliqué la situación, dijo que volaría lo más pronto posible de regreso a la ciudad. —¿Vendrá aquí? —dudé al escucharla. —No, Megan —rodó los ojos —. Seguramente tiene una fiesta, por supuesto que por tí, llevan dos años juntos, ¿acaso esperas que no se preocupe por ti? —No es eso —disimulé —. Es solo que… No quiero interrumpir su trabajo, para su papá es muy importante, no quiero que se preocupe, no le hubieras dicho. —Y cuando regrese te encuentra en cama como una momia —señaló —. Además, estoy segura que esa noticia estará en todos lados, Robert mencionó que se encargaría de cubrir todo lo que pueda, pero ya sabes cómo es el internet. —Ni me lo digas. Louis Henning, mi actual novio, tiene veintidós años y ahora está a cargo de la empresa de su familia, su padre le entregó los negocios familiares hace un año, comenzó a tener demasiado trabajo y viaja seguido; llevamos un año viviendo juntos en un apartamento, somos novios oficiales desde hace dos años, extraoficialmente cuatro años, mi mamá no me permitía tener novio hasta que fuera mayor de edad, pero nos las arreglamos hasta que me dieron permiso, además, el señor Henning, su padre no tenía ningún inconveniente, él siempre me apoya en todo, me sorprende que no haya venido a verme aún. Mamá salió y a los minutos entró de nuevo acompañada del médico. —Buenas tardes, señorita Pierce. —Levantó la vista y vio a mi madre, noté que hizo un gesto extraño que seguramente ella también lo notó. —Supongo que todo salió bien —intervine. Él se distrajo y su gesto cambió con mis palabras. —Así es, todo salió bien, se quedará unos días para observación y de acuerdo a su mejoría le daremos de alta —mencionó —. Debe seguir viniendo para seguimiento y cuando considere necesario comenzará con la terapia física. —Gracias, doctor. Él me miró a los ojos un instante, intentando decir algo, pero yo no logré entender nada y no quería hacerlo, reaccionó viendo los papeles de nuevo. —Me retiro —murmuró —. Soy Heywood, Evan Heywood. —Gracias, doctor Heywood —habló mi madre. Salió de la habitación dejándome a mi madre y a mí solas, ella aprovechó la oportunidad y se acercó a mí. —Es un poco raro. —Un poco —me burlé con una risita. —Seguro le gustas —sonrió. —Es guapo —mencioné. —Y médico —comentó ella —. Seguramente ya se acostó con todas las enfermeras del hospital. —Siempre le encuentras algo negativo a todos los hombres —me quejé. —Para tí, nadie va a ser suficiente. —Ahora hasta hablas como Alex, ¿qué hay de ti y Ro? ¿Eh? —la señalé. —¿Qué hay de qué? —Ocho años juntos y no hay matrimonio, ni hijos, además, Ro es un poco raro —hice una mueca recordando la última fiesta de navidad. —Es nuestra decisión y deja en paz a Robert. —Ni siquiera un apodo cariñoso, no lo sé… cómo amor, cielo, osito. Mi madre soltó una carcajada al escuchar mis últimas palabras, si yo fuera ella también lo hubiera hecho, no me hubiera imaginado decirle a mi madre osito a Robert, eso sería aún más raro, en ese momento no lo sabía, pero era ella quien mantenía la relación de esa forma, sin boda, sin hijos, ni siquiera un perro y a eso le agregas a que son demasiado reservados con su relación, nunca entendí la razón por la cual mi madre aceptó a Robert después de tantas circunstancias, llegué a creer que esa era la idea del amor, si lo amas, puedes perdonar cualquier cosa.
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