Prólogo

1162 Words
Estaba escuchando la escena número mil de Paola, mi novia desde los quince años. Ella definitivamente está intentando romper conmigo para poder tener sexo libremente en París, o lo que sea, mientras yo le observaba victimizarse, y claro, muy ágil, como siempre buscaba razones. Llevo casi veinte años o más con esta mujer, sé como pelea sus batallas, es cautelosa, jamás le echaría  la culpa y reconocería su parte en la relación por ahora todo lo malo soy yo, mi personalidad, la forma en la que priorizo mi carrera y como no le doy su lugar.  ¿Cómo llegamos a esto?  Simple, ella quiere irse a París y yo quiero quedarme.  —Seamos, claros.— le interrumpí, mientras bebía un poco de Wisky con hielo.— Quieres irte y yo quiero que te quedes pero al final no importa, la decisión es tuya. Esa es tu vida y esta la mía, los dos decidimos si nos mantenemos juntos o no. Solo dilo, quiero terminar y está hecho.  — Arturo, no se trata de eso.  — Paola, se trata de que te quieres ir. Vete, es tu sueño.  — No quiero irme enfadada. — Dijo y comenzó a besar mis mejillas. — Eres el amor de mi vida.  En los últimos diez años había ido a diferentes hospitales en distintos países, había estudiado en distintas universidades porque la señorita tenía una carrera más flexible que la mía, siempre se había escudado con una frase: "hay enfermos en todo el mundo, galerías buenas... en lugares específicos". Las mujeres siempre dicen que para nosotros todo es más fácil, con un poco de sexo nos arreglamos y listo, pues es casi cierto. Lo que pasa es que nos puede tener sexo a miles de kilómetros y así como ella lo puede conseguir con alguien más, yo también.  Pero la sutileza con la que viven y realizan las cosas son las que nos complican, por ejemplo: regularmente Paola viste de n***o y colores completamente opacos, pantalones, muy pocas veces faldas, el cabello atado y tacones bajos; nos encontramos en algún bar tranquilo y comemos mientras nos ponemos al día, pero cuando quiere conseguir las cosas a su favor su vestimenta cambia drásticamente;  faldas talladas y cortas, sus blusas son más claras con telas translúcidas y tacones para follar, sabe que no me puedo resistirme a ellos o la manera en la que está moviendo su lengua y sus labios contra los míos.  Es uno de sus trucos más ruines, pero ya me inmunicé a ellos, mis primos dirían que el té de calzones estuvo fuerte y esta noche he comenzado a creer que era en serio. Enredé mis dedos entre su abultada  cabellera y con la otra comencé a acariciarle las piernas, sentí unas delicadas pantimedias y encontré el liguero.  —¡Lencería!—Ronreneé mientas me lamía el cuello. —Nueva.  —¡Okay! Esto está mal. —Gruñí y le quité de mi regazo.  —¡Arturo! ¿Ahora, en serio?  —¡Sí, ahora! —Respondí mientras me ponía en pie. —Tú te quieres ir y estamos echando un polvo. ¡Eso no es normal! ¿Qué estamos haciendo? ¿Sexo de ruptura definitiva o temporal? —Vendré a verte y tú a mí. Es... sexo rico. —Respondió con una gigante sonrisa en el rostro.  Ambos reímos y el timbre de casa sonó, ella tomó su copa de vino y se fue de la sala de nuestro departamento.  —Mamá... —Dije y ella me abrazó con fuerza, mi papá y mis suegros nos veían con una sonrisa enorme en los rostros mientras yo rogaba porque Paola no saliera con su traje de gatichica o alguna gilipollez. —¡Pao, nuestros padres!—Grité. Los saludé a todos y los dejé pasar, mi padre tomó mi vaso con wishky y sonreí, mi  madre y mi suegra no paraban de cuchichear con respecto a lo hermosa que tenía Paola la casa; la decoración y todo lo relacionado, ambas pusieron a calentar la comida en el horno, la estufa y el microondas.  —Hola, familia —Paola saludó a sus padres y a los míos. Le miré siendo ella misma, cariñosa con mis padres tratándoles como si fueran suyos y ellos adorándole.  —¿En qué les ayudo a mis mamás?—Preguntó Paola mientras revisaba los platillos que trajeron. —Arturo, ofrece algo de tomar. —Dijo con una sonrisa sarcástica.  Asentí y fui por una botella de vino, poco después todos se sentaron a la mesa con enormes sonrisas, miré a la mentirosa de mi novia la cual no paraba de enrojecerse y sudar apesar del aire acondicionado y la escasa tela que cubría su cuerpo.  Estábamos comiendo el postre y nuestros padres no paraban de compartir  miradas y sonrisitas en medio de los temas, yo estaba bastante concentrado en descubrir cómo planeaba decirle a sus padres que se iba mañana.  —Estamos muy felices por ustedes—Soltó mi suegro.  —¿Qué? —dije. —Eh... perdón don Eduardo continúe.  —Bueno hijo, —Continuó mi suegro. —decía que estoy feliz por lo que creo que nos llamaron...  —Papá... —Intentó decir Paola pero fue completamente en vano todos nuestros padres comenzaron a hablar al mismo tiempo.—Yo... —Nena, no sé por qué no te has puesto el anillo... —Comentó su madre con la voz cargada de emoción.  —No nos vamos a casar—Todos se quedaron en silencio para escucharme. —Ella se va mañana a París.  —¿Tú no te vas con ella? —preguntó mi madre confundida.  —No. —Sofi...—Dijo Paola a mi mamá. — Yo volveré y todo será igual.  —Yo creo que mejor se casan y te vas—propuso su padre.  —Papá, me voy mañana —Insistió mi novia.  Tuvieron una gigante conversación de por qué debía quedarse e intentaron convencerme de pedirle matrimonio, pero no podía, por más que lo pensé mientras le planteaban más razones a mi novia para quedarse a mi lado me di cuenta de que la amaba con todo mi corazón pero teníamos años juntos y no queríamos casarnos, no queríamos ni siquiera estar en el mismo lugar.  —Hijo al menos explícanos por qué casarse no.  —Ella quiere Francia y yo Mainvillage. El rostro de todos desfalleció y nos quedamos en silencio, poco a poco comenzamos a soltar bufidos, todos sabíamos cuán importante emocionalmente era esta boda, pero las piezas más grandes no estaban encajando.  Mis padres se despidieron primero, y poco después mis suegros lo hicieron, me acosté en el sillón y esperé a que Pao volviera.  —¿Lo ves? No es tan simple como lencería y sexo rico.  —Lo veo ahora —Dijo y se sentó sobre mí —. Serán solo cuatro meses y no más viajes. ¿Puedes soportarlo? Seré una esposa envidiable, romántica y una madre increíble.
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