—Diego que sorpresa que estés aquí, pensé que había dicho que no vendrías temprano a casa— Dije tan pronto entré a la habitación y lo vi parado frente a la ventana. —Estoy aquí, puedo venir a mi casa a la hora que yo desee, ¿o no?— Preguntó con seriedad. —¡Por supuesto! Tienes toda la razón… Voy a tomar una ducha— Le respondí mientras intentaba llegar a la puerta del baño. —¿No te dio tiempo ducharte después de haberte acostado con ese hombre? Para la próxima dile que te lleve donde haya agua— Respondió Diego riendo sarcásticamente. —¡Está loco, completamente loco!. —¿Yo soy el loco? Yo soy un asesino y un ladrón… no tú, pero en cierto punto tienes razón, me casé contigo. —No quiero seguir escuchándote, mejor voy a tomar una ducha caliente— Le respondí, seguido de eso entré al baño y